Inicio de época

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Todo cambia, aunque quizá no al ritmo que pretende un cierto colectivo ansioso de la comunidad, que por años ha callado ante tamaña soberbia y robo descarado de recursos públicos, tanto de parte de Gustavo Pulti y su séquito, como de la lista chica de medios digitales de la ciudad que se han llenado los bolsillos de modo escandaloso y sin precedentes en la historia de las relaciones entre el Estado comunal y la prensa.

Todo cambia, y se advierte en pequeñas pinceladas. Florencio Aldrey Iglesias Se ha quedado solo, y se lamenta ante aquellos poquísimos que lo visitan en el desolado Hotel Provincial. Dice: “Nadie llama, nadie viene, no entiendo”. No entiende que perdió. Por demolición: la respuesta ciudadana más contundente en la peor elección de la dupla presidencial del FPV y la peor derrota en la elección provincial fue en esta ciudad.
Todo cambia. Los móviles que cada año están en la zona de Plaza Colón ofreciendo servicios de salud y odontología recibieron la visita de una joven que se presentó como gerente del Hotel Provincial, reclamando saber quién era el responsable del operativo y quién había tomado la decisión de instalar los equipos en el lugar que pertenece a la estructura del estacionamiento bajo la plaza. Respuesta que obtuvo: “A nadie ¿a quién había que pedírselo?”. Por años hubo que pedirle permiso a Aldrey, aunque la salida de automóviles de la cochera estuvo cerrada desde tiempos inmemoriales.
Es que el pequeño coruñés emprendedor ha creído que todo lo puede, y que todo le debía ser concedido y solicitado. Ese tiempo terminó: 2016 será su último año como concesionario del Gran Hotel Provincial. Hay en la concesión aberraciones formales y de cumplimiento del pliego. Una de ellas: el BAPRO le paga cincuenta mil pesos por mes por el local en el que funciona una batería de cajeros de la red Link. Traducido: Aldrey le cobra al Banco de la Provincia 50.000 pesos mensuales por la utilización de un espacio que pertenece a la provincia de Buenos Aires.
Es mucho lo que hay que revisar en la relación espuria que el ex gobernador Scioli llevó adelante con el sujeto al que ha calificado en más de una oportunidad como un “padre sustituto”. Todavía se desconoce el nivel de diálogo mantenido entre ambos por sus intereses comunes. Un ejemplo de ello es el crédito de línea productiva (línea promocional) concedido a Iglesias a una tasa del 17.5% anual en 36 meses por 7.850.000 pesos, tramitado por orden de Scioli en casa central, y cuyo objeto fue pagar la estatua de Botero que integra el espacio público del paseo de la vieja terminal. Ese crédito jamás podría aplicarse a dicha acción, por la propia naturaleza del mismo, así que existió una decisión política que afectó el objeto crediticio. Sin embargo, Daniel Scioli no es Presidente de la Nación, no gobierna la provincia de Buenos Aires, y claramente no puede disponer favores a quien denomina su “padre del corazón” y la política entiende es su socio comercial.
Todo cambia. 2016 será un año de cambios. Inicio de época que tomará tono y ritmo en las próximas semanas.