La semana pasada se cumplió un nuevo aniversario de la noche del 19 de febrero de 1974, en la que un grupo armado de 250 integrantes del ERP atacó el cuartel militar de Azul, buscando apoderarse de 8 toneladas de armamento. Su primera acción fue matar a degüello al conscripto de guardia, Daniel González.
La captura del cuartel no fue posible gracias a la formidable resistencia de los soldados conscriptos, suboficiales y oficiales que recuperaron, a sangre y fuego, el cuartel y lograron capturar a doce prisioneros. El asesinato del coronel Arturo Gay y de su esposa fue un dato cruel dentro del drama desatado por los dirigidos por Gorriarán Merlo, quien huyó, dejando a sus combatientes solos, actitud que luego replicó en el frustrado intento de la toma del cuartel de La Tablada en 1989.
El secuestro del coronel Jorge Roberto Igarzabal es un capítulo definitivamente cruel dentro de lo acontecido. Luego de haber sido alojado en una infame cárcel de pueblo, fue asesinado en un control de ruta cuando sus cancerberos lo trasladaban del lugar por razones de seguridad interna del grupo.
Hay dos hechos que son impactantes y que marcan la historia: el discurso de Juan Domingo Perón en referencia a estos hechos, y la carta que le dirige luego a los suboficiales y soldados del regimiento de Azul. La misiva permite prever en su texto todo lo que vino después. De puño y letra de Perón se lee: «Como Comandante en Jefe de las fuerzas Armadas y soldado experimentado luego de más de sesenta años de vida en la Institución quiero llegar directamente ante ustedes para expresarles mis felicitaciones por el heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque de la noche del sábado 19 de enero de 1974. Los ejemplos dados por los Jefes y oficiales que han llegado hasta ofrendar sus vidas, tuvo la misma repercusión los suboficiales y soldados que —con su valentía y espíritu de lucha— repelieron la agresión con la colaboración de efectivos de la Armada y Fuerza Aérea. Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en que estamos empeñados es larga y requiere en consecuencia, una estrategia sin tiempo. El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios, es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión integral. Por ello, sepan ustedes que en esta lucha no están solos, sino que es todo el pueblo el que está empeñado en exterminar este mal y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros».
Juan Domingo Perón anticipó que la lucha era sin tiempo y hasta exterminar el mal. El mal, eran las organizaciones armadas a las que Perón, en otro intenso texto, vinculó a la cuarta internacional. En los párrafos finales del texto queda claro sin tapujos de que se trata. Perón afirma:
«Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución de paz y el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica. Vaya mi palabra de consuelo para los familiares que perdieron a sus seres queridos, de aliento para los heridos y de esperanza para las familias del Coronel Crespo y Teniente Coronel Ibarzabal. Tengan la certeza que todo el poder del Estado está siendo empleado para lograr su liberación.
Quiera Dios que el heroico desempeño de todos ustedes nos sirva de ejemplo.
Juan D. Perón»
Es curioso, cuando menos, que haya debido transcurrir tanto tiempo para que estas verdades de puño a vista de todos, se puedan exponer en voz alta.