Las motivaciones que llevaron al Vladimir Putin a invadir a Ucrania se han buscado en la complejidad de su psiquis, en sus ambiciones imperiales o, incluso, en una situación de salud que lo aisló, llenándolo de terror ante la perspectiva de perder el poder. La verdad va saliendo a la luz.
Y la realidad es que la región de Donbas, por la cual rusa combate desde 2014, es una de las áreas del planeta más fuertemente preñadas de riquezas naturales de un enorme potencial económico. Elon Musk señaló que hay un problema a resolver en torno a la provisión mundial de litio ante el crecimiento del mercado de los vehículos eléctricos y que analiza involucrarse en la extracción y refinación de litio, componente principal de las baterías. El precio internacional del litio aumentó un 450% en lo que va del año.
Tal como hemos señalado en este mismo espacio el 14 de marzo pasado, Ucrania posee la quinta reserva mundial de litio, ubicada en la región de Donbas. Esta nación estaba a punto de cerrar la primera licitación internacional con vistas a la explotación de este preciado mineral cuando se dio inicio a la cruel invasión por parte de Rusia.
Pero no se trata sólo del litio: la cuenca carbonífera del Donbas es el escenario de una de las explotaciones más antiguas de este recurso, iniciada en el siglo XVII. Aún hay unas 60 mil toneladas de este activo que, al día de hoy, sigue siendo sumamente importante en la economía mundial.
Para completar, existe también, entre los ríos Donest y Dnieper, un maciso de shale gas que estaba a punto de empezar a ser explotado por la anglo-holandesa Royal Dutch Shell.
Estamos ante una guerra por los recursos, tal como lo fue la guerra franco-alemana a finales del siglo XIX o la Primera Guerra Mundial, guerras por el hierro y el carbón, que definían la capacidad de primar en el mercado de la industria del acero, que ya en el siglo XIX estaba muy desarrollada en Ucrania, así como también un importante centro fabril y tecnológico que estaba apalancado con capitales ingleses.
Está cada vez más claro, día a día, que lo que impulsa esta cruenta invasión no es el honor mancillado de Rusia tras la disgregación de la Unión Soviética, o el sueño de rehacer el zarato de Pedro el Grande. Ucrania es un territorio enorme en donde la realidad socioeconómica atrasa décadas, con una economía apenas mayor que la de Brasil y en donde ganar la guerra implicaría poder ampliar fuertemente la economía rusa.
Como ocurre desde el inicio de las civilizaciones, detrás de la retórica y de los sueños imperiales, la real cuestión que motiva la guerra es la búsqueda del poderío económico, al costo y precio que sea.