El argumento patriótico de la soberanía alimentaria impulsado para justificar, bajo un halo mítico, una expropiación brutal. Es el mismo lenguaje que ya fue empleado en la estatización de YPF, con sus nefastos resultados económicos, y, obvio es, con Aerolíneas Argentinas, que es una ruina para las cuentas nacionales. La pandemia sirve para negocios, negociados, e impunidades diversas.
Faltan en nuestro país seis millones de dosis de vacunas anti gripales. El hecho, de por si brutal en un momento como el que se atraviesa, potencia el riesgo de saturar el sistema de salud con pacientes engripados que tengan síntomas compatibles con los del Covid-19 .Tamaña irresponsabilidad pasa extrañamente desapercibida.
Este medio y la radio 99.9 ponen en negro sobre blanco esta historia silenciada por la media metropolitana, que tiene la capacidad de ampliar fuertemente lo que debería ser un escándalo a nivel nacional. Según reveló el presidente del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos faltan vacunas porque el laboratorio SIGMA transformó en un negociado lo que se presentó como un programa de soberanía farmacológica sanitaria en 2015.
Marcelo Peretta señaló a este medio y a la 99.9: «Nos están faltando 6 millones de dosis de vacunas. Vino una dosis que es la mitad de las necesarias; en medio de la pandemia la mitad de las personas que tienen que recibir la vacuna antigripal, no la tendrá. Esto en otra situación sería un escándalo, pero hay un gran silencio al respecto. Hay un negocio del Laboratorio Sigma que indicaron que iba a fabricar la vacuna cuando en realidad la está importando» A sus palabras se sumó en estos días las del colegio de farmacéuticos de General Pueyrredón, que denuncio faltantes sobre los que PAMI que no da explicaciones.
Ante esta situación, el mismo ente ha denunciado penalmente por incumplimiento de deberes a los funcionarios públicos intervinientes, dependientes del Ministerio de Salud de la Nación y de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, y contra los titulares del Laboratorio Pfizer Sociedad de Responsabilidad Limitada, como partícipes necesarios en maniobras que constituyen delitos contra la salud pública. El escrito presentado por la abogada Silvia Aveledo señala: “Desde hace más de 6 meses se emite en los canales de televisión y las redes sociales, la publicidad ‘IBUPIRAC – EL DOLOR PARA, VOS NO’ que incumple la normativa vigente y perjudica la Emergencia Sanitaria, el control de la Pandemia Covid-19 y el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio decretado el 28/3/2020”. Sostiene así mismo que “el corto publicitario no propende a la utilización adecuada del producto, no presenta sus propiedades objetivamente sin engaños o equívocos, y no brinda información veraz, precisa y clara, según obligan las Disposiciones ANMAT 4980/2005 y 7730/2011”.
Hablamos de un Estado que no ve ni lo obvio. Señala la denuncia: “La publicidad es ilegal porque viola el artículo 5 de la ley 25649 al no mencionar el principio activo (o nombre genérico) del medicamento, repitiendo 10 veces su nombre comercial: ‘Ibupirac’”. La ley es clara: “ARTÍCULO 5º — Será obligatorio el uso del nombre genérico: a) En todo envase primario, secundario, rótulo, prospecto o cualquier documento utilizado por la industria farmacéutica para información médica o promoción de las especialidades medicinales; b) En todos los textos normativos, inclusive registros y autorizaciones relativas a la elaboración, fraccionamiento, comercialización, exportación e importación de medicamentos; c) En toda publicidad o propaganda dirigida al público en general”. Es fácil advertir lo que el Estado —que cuesta millones de pesos— no advierte. Quizá porque los funcionarios no ven televisión, o no frecuentan las redes sociales. Solo así sería posible tamaña trasgresión al orden legal.
Se señala en la denuncia que la publicidad está estructurada de tal modo que “al repetir el nombre comercial del medicamento 10 veces en 30 segundos, la publicidad induce el uso indiscriminado del producto (a pesar de que la respectiva Disposición ANMAT lo prohíbe) y la leyenda ‘Lea atentamente el prospecto y ante la menor duda consulte a su médico y/o farmacéutico’ aparece solo 3 segundos, en tipografía pequeña, casi imperceptible, ocultando la necesidad de consultar al profesional y exaltando la automedicación irresponsable”.
Cabe destacar, que este es un verdadero flagelo contemporáneo: la auto medicación, que en Argentina, llega a extremos absurdos. Según reveló Costanza Cilley, de la consultora Voices, en la radio 99.9: “tratamos de dimensionar la cantidad de argentinos que se automedican y estos porcentajes se mantienen estables en los últimos años. Con algunas categorías de medicamentos, hay que prestar más atención. Uno de ellos son los antibióticos donde 4 de cada 10 argentinos los consumieron en el último año y de estos, un tercio dice que lo hizo sin receta”. Luego abundó: “en el caso de los tranquilizantes, hay uno de cada 10 lo consume, no por recomendación del médico, sino por recomendación de un amigo. Estos hábitos generan riesgos”.
La actitud de dejar hacer, dejar pasar de las autoridades de salud y control en una situación como la que se vive, en contexto de una pandemia, potencia daños a la salud y fomenta consecuencias en la vida de las personas que no se pueden ignorar y sí se deben atender.