Más allá de cómo termine este mundial para la Argentina, hay un dato que conforma un hecho inexorable: la consolidación de Lionel Scaloni como director técnico de la selección nacional exponiendo un liderazgo pacífico que mucha falta le hace a la sociedad.
De aquellos inicios reemplazando a Sampaoli cuando ningún técnico de nota quería tomar el farol ardiente de la selección luego del muy mal mundial de Rusia, a la «Scaloneta», el camino que dio la victoria en la Copa América y que hoy suma la expectativa mundialista —cuando menos, hasta el momento de desarrollar estas líneas—, ha derramado una enorme felicidad en todo el país.
Este liderazgo pacífico está expresado en sus exposiciones públicas, de enorme mesura y sentido común —ese sentido habitualmente tan ausente—. Dice Lionel Scaloni en una larga entrevista brindada al programa «En primera persona» del servicio de streaming Star +: «La distancia entre el jugador de fútbol y la gente no tendría que estar. Al final, el futbolista es solo un jugador de fútbol y sigue siendo un ser humano».
Lionel Scaloni nunca tiene palabras altisonantes. Parece frío, pero es hasta que se le interroga por sus afectos: «No me gusta acordarme de las cosas buenas ni malas. Me pone mal. Lo que pasó, pasó, y cuando se gana perfecto; pero al otro día hay que seguir. No sirvo para relajarme y ponerme a pensar en lo que hicimos. La vida es un continuo mejorar y seguir, vaya bien o mal. El día que quedé como técnico confirmado de la Selección me dijeron que desde ahí iba a ser la persona más importante de la Argentina… una locura. No me interesa sinceramente. La vida pasa por otro lado. Disfrutar a la familia y amigos. Yo no me creo más o menos por ser técnico de la Selección. Soy técnico de un grupo de jugadores y nada más que eso».
Su impacto está forjando ya hipótesis llamativas: dice Marcelo Romeo, el autor de «Domar el riesgo», en una columna al respecto de su liderazgo: «Lionel Scaloni ya ganó. El Mundial de Fútbol Qatar 2022 entra en la segunda parte de su mes de altas emociones, pero el DT de la Selección Argentina logró consolidarse como líder tras sobrellevar situaciones no solo demandantes sino, incluso, adversas». Apunta: «Su estilo con nula pedantería se traduce en un dominio absoluto de los naturales egos que titilan en un equipo plagado de estrellas: todos brillan sin opacarse. Ofrece declaraciones medidas, tanto en el triunfo como en la derrota. Lo mismo ocurre con su cuerpo técnico, en cuyos integrantes sobresalen la seriedad y el profesionalismo».
Y hay más: «No tuvo dudas a la hora de resolver la formación ante cada partido con las piezas que mostraban mejor estado físico o juego más propicio para la ocasión. Apostar a las personas por sobre la trayectoria da oportunidades a los nuevos talentos y no excluye a los que revalidan pergaminos».
Lionel Scaloni, un liderazgo pacifico que destaca y forja un nuevo paradigma para nuestra sociedad.