Mariano y los ñoquis

El 2024 va a ser un año de cambios en la eterna montaña rusa llamada Argentina. El año que culmina fue, por momentos, insoportablemente tenso: una vez más, la sociedad se miraba a sí misma preguntándose ¿y ahora qué?

Luego de la locura del encierro criminal al que fue sometido el país en el contexto de una pandemia global con miles de muertos y una severa destrucción de la economía, las consecuencias de las elecciones de medio término llevaron a cambios y golpes palaciegos que depositaron a Sergio Tomás Massa en el sillón principal del Ministerio de Economía, provocando la mayor destrucción del peso que jamás haya ocurrido en la historia contemporánea. Ahí es donde comenzó la carrera electoral que llevó a Javier Gerardo Milei a la presidencia de la nación.

Y, si bien no habrá cierre del BCRA ni dolarización, la dimensión de los cambios en marcha —los anunciados, y los que se van a conocer en la primera semana de Enero—, son más que suficientes para acelerar la montaña rusa de emociones nacional a alturas épicas.

Hay un mensaje constante: «no hay plata», lo cual implica que las cuentas públicas sólo pueden pensarse ya no con el clásico esquema de aumentar y aumentar impuestos y gabelas, sino ordenando el gasto ocioso e improductivo, un término que este medio ha expresado a lo largo de toda su existencia.

Ocioso e improductivo, es todo gasto que no implique darle un beneficio al ciudadano. Quizás el modo más evidente de advertir el uso indebido de los fondos públicos de manera ociosa e improductiva, sea el empleo de personas que sólo asisten cada día 29 del mes a percibir un dinero que no se han ganado honestamente. Pero no es lo único, hay mucho más.

Lo señalaba el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona: «Había un lugar para poner el dedo, lo rompieron siete veces, entonces yo, ¿qué puse? Una cámara. Y tres señores que estaba ahí parados, que tomen lista a ver a qué hora entran y a qué hora se van». Luego indicó: «Vinieron escritorios nuevos. Aparecieron cinco o seis que están ahí sentados. Veo un montón de señores mirando televisión. Está fenómeno que miren televisión, pero de repente veo escritorios vacíos, computadoras apagadas, gente sentada y digo “¿estos qué están haciendo?”», lo cual lo llevó a abordar a una de las personas que ocupaban uno de los escritorios: «“Campeón, ¿qué estás haciendo?”, le pregunto. “Pensando”, me dijo. Le digo: “Buenísimo, ¿en qué estás pensando?”». Cric, cric.

Otro ejemplo es el uso de los recursos del Estado como ya está claramente establecido en la investigación que lleva adelante el fiscal Guillermo Marijuan, que demostró que 8.538 personas que están empleadas en el Estado, cobraban el Plan Potenciar Trabaja, lo que implica cuando menos $10.000 millones de pesos por mes de pagos impropios.

Por muchas razones —estas y otras, que están vinculadas al latrocinio del Estado—, 2024 será un año intenso y crucial.