Sin importar demasiado cómo concluya -el destino dirá-, nada será igual en la Iglesia Católica luego del pontificado de Jorge Bergoglio, el papa Francisco I.
En adhesión a la voluntad papal de unir el verbo y la acción, el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), el arzobispo Salvador Piñeiro, respaldó la investigación iniciada por la Fiscalía contra el ex obispo auxiliar de Ayacucho Gabino Miranda, por la presunta comisión del delito de pedofilia. Piñeiro señaló, en un comunicado, que el 5 de julio pasado fue notificado verbalmente por la Nunciatura Apostólica sobre la decisión del papa Francisco de imponer la pena de dimisión de Miranda “por pecados contra el sexto mandamiento (no cometer actos impuros)”. El actual presidente de la CEP añadió que durante los dos años que lleva al frente de la Iglesia Católica en Ayacucho nunca recibió una denuncia contra el ahora ex obispo. Al mismo tiempo, manifestó su apoyo al Ministerio Público, que de oficio ha iniciado un proceso de investigación, para que la verdad sea conocida. El presidente de la CEP también pidió a “los hijos de la Iglesia” que comprendan el dolor que todos sienten por “este hecho”.
El pasado 20 de septiembre, la fiscalía de la región Ayacucho, en el sur del país, abrió una investigación contra Gabino Miranda. El caso fue hecho público la semana pasada por el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el peruano Diego García Sayán, quien informó que Miranda había sido destituido por el Vaticano y pidió la intervención de la fiscalía. Miranda, de 53 años y vinculado al Opus Dei, ha dejado su cargo e incluso su nombre y su perfil han sido borrados de la página web oficial del Arzobispado de Ayacucho. El ex obispo, conocido por conducir la misa en idioma quechua, ha sido acusado de tener relaciones con menores de edad. Una señal contundente de cambio: tolerancia cero ante una conducta repudiable en todo sentido.
Aunque es dable observar que en donde habrá cambios notables será en la relación de la Iglesia al respecto del rol de la mujer. Dice Francisco en Civiltà Cattolica: “Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del ‘machismo con faldas’, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista. Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia. María, una mujer, es más importante que los obispos. Digo esto porque no hay que confundir la función con la dignidad. Es preciso, por tanto, profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia. Hay que trabajar más hasta elaborar una teología profunda de la mujer. Sólo tras haberlo hecho podremos reflexionar mejor sobre su función dentro de la Iglesia. En los lugares donde se toman las decisiones importantes, es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia”.
El tiempo lo dirá, pero todo lo enunciado hasta el momento está indicando que de aquí en adelante, nada será igual.