Rompiendo el cerco

Arcobaleno

De los secuestros de Rodrigo Cristino, el 28 de diciembre de 2012, y del de Daiana Domenech, el 28 de mayo de este año, no se publicó una palabra. Estaba el rumor en la calle de una banda operativa con alto grado de información y decisión para cometer este tipo de crimen, pero operando sobre las familias, con el discurso de que dar a conocer los hechos perjudicaba la investigación, se logró tener estos dos episodios en silencio.

En el caso de Guido Materia, el pasado 27 de agosto, la diferencia fue que una fuente propia me puso en alerta alrededor de las 11 de la mañana de que había conmoción en la familia Materia y se jugaba la vida de Guido. Coloqué en las redes sociales este alerta: “Secuestrado un integrante de una familia muy conocida en la comunidad. En una hora ampliaré la información”. Toda la estructura de medios de la ciudad que sigue el Facebook de N&P y el Twitter de la radio, saltó a los teléfonos. Media hora después, dos funcionarios de la DDI cedían y reconocían el hecho que negaron en un principio.
Pulti salió a escena rápidamente convocando a los medios y haciendo una fuerte alocución en contra de este tipo de delito. Buscó comunicarse con la familia Materia, pero no le atendieron el teléfono, y uno de sus miembros dijo en la DDI -desde donde participó de la negociación por el rescate de Guido-, a propósito del llamado del intendente, “este hdp llama porque somos nosotros. Quisiera saber si a las otras familias las llamó”.
El dar a conocer esta situación llevó a que finalmente se diera curso a una serie de acciones que implicaron que, bajo órdenes directas del jefe de la Bonaerense Hugo Matzkin, bajaran a Mar del Plata funcionarios de las DDI de San Isidro, La Plata y La matanza. Y entonces la sorpresa fue grande: los dirigidos por Mario Choren en la DDI local tenían inteligencia, pedidos de escuchas y seguimiento desde 2012, acciones que el fiscal ad hoc Carlos Martínez no había impulsado nunca. Cuando lo intentó, aseguran, el juez federal Alejandro Castellanos le negó de plano todas las medidas pedidas, incluido allanamientos.
A la hora de resolverse esta situación, aparecen situaciones complejas. El propio fiscal Martínez reconoció que “para la fiscalía hay una persona vinculada al club Aldosivi, que es el organizador de la banda”. La persona en cuestión es “el Turco” Ventana, señalado por los investigadores como jefe de la banda, articulador de la inteligencia sobre los secuestrados y responsable en el mismo plano que los detenidos y prófugos de la banda. De hecho, al allanarse su vivienda, Ventana decía a voz en cuello que es amigo de Scioli, del empresario pesquero Valastro, y de otros personajes influyentes. Incluso llegó a alegar una relación de parentesco con el propio juez Castellanos. Lo cierto es que cuando ya estaba con esposas colocadas y presto a ser subido a un móvil de traslado, Castellanos ordenó por radio su libertad. Lo que dicen los funcionarios policiales sobre esta cuestión diría que, en los términos en que este medio se expresa, no son publicables.
Lejos de la presentación oficial prolijamente cortada y pegada por los medios del sistema, hay otra historia. Y la voy a contar, claro está. Porque romper el cerco informativo no es un eslógan de oportunidad, sino un estilo definido de hacer periodismo.