Un anticipo de lo que vendrá
La idea misma de una gesta purificadora está omnipresente en el colectivo social de los argentinos.
Editoriales desde la redacción de N&P
La idea misma de una gesta purificadora está omnipresente en el colectivo social de los argentinos.
La semana concluida este domingo 19 de octubre de 2014 trajo a los argentinos dos escenarios en los cuales la política dio un tono de exaltación colectiva y de abrumadora realidad: por un lado, el lanzamiento al espacio del satélite ARSAT-1 desde la base de la Unión Europea en la Guyana francesa a bordo de un cohete Ariane; por el otro, la aparición de los restos de quien fuera en vida el joven Luciano Arruga, desaparecido hace cinco años.
El ébola ya cruzó los océanos, y llegó a España, Estados Unidos y Brasil. En nuestro país, tal como en el resto del mundo, hay temor por lo que pueda ocurrir, y anuncios como el del ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia, de la idea de declarar al Hospital Interzonal General de Agudos como centro de referencia para posibles casos, no ayudan a generar tranquilidad.
Argentina vivió tres décadas en las que la violencia armada fue el instrumento para la acción política. Se buscaba imponer el derecho por la fuerza, que, tal como enseñó Sarmiento, es el derecho de las bestias. Esa violencia comenzó a ser juzgada con el histórico juicio a los ex comandantes en 1984, impulsado por el ex presidente Raúl Alfonsín, y se detuvo luego de la asonada de Semana Santa liderada por Aldo Rico, dando lugar a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
La presidenta Cristina Fernández manifestó ante la Asamblea de Naciones Unidas haber sido amenazada por el grupo islamista extremo ISIS. En estas horas se conocieron detalles que no deberían ser subestimados.