Paradigmas del presente

edi965
La consultora NOAnomics revela, en su investigación presentada este 25 de marzo, un estado de cosas que debe llevar a una fuerte reflexión sobre la naturaleza del comportamiento social y político de nuestra sociedad. El trabajo, titulado De “m’ijo el dotor” a “m’ijo el empleado público”, expone, desde el análisis del empleo público en las provincias argentinas, el modo en que el modelo de concentración feudal ha cambiado el paradigma cultural nacional respecto del ascenso social.

NOAnomics señala, entre sus tópicos más relevantes: “muchos Estados provinciales captan hoy una porción importante de la fuerza de trabajo de cada provincia y pujan por recursos humanos con el sector privado. Además, gracias a una trayectoria de empleo estatal creciendo muy por encima de la tasa de crecimiento poblacional, en todas las jurisdicciones se observa un exceso de empleo público (…) Ahora bien, el problema de la expansión desmedida de las plantillas públicas que nos lleva a un excedente de personal trabajando en las administraciones provinciales se agudiza cuando se compara el salario estatal versus el privado”.
Las provincias, en particular en el NOA y en el NEA, son el principal empleador en la República Argentina. En estas estructuras, según apunta el estudio, “para el año 2015 se estima que el salario público provincial promedio de las 24 provincias habría sido un 25% superior al privado formal. Aunque desde 2003 la remuneración promedio del sector estatal es mayor a la privada para todos los años, en aquel entonces la brecha era sólo de 9 puntos porcentuales, lo que corrobora que el empleado público promedio ha mejorado sus ingresos comparativamente con el que se desempeña en el ámbito privado. Aunque la menor brecha se obtiene en 2003, la mayor se registra en 2008 con salarios públicos que llegaron a estar un 34% por encima de los privados”.
Esto implica un desborde en la carga fiscal que pagan en términos de impuestos al consumo todos los habitantes de la nación, sean o no empleados públicos. El dato de la brecha del 25% es un promedio, aunque hay provincias, como Misiones, por caso, en que la brecha es del 110%, en tanto que otras siete provincias están un 80% por encima del promedio a favor del empleo público. En este esquema, tal como señala NOAnomics, “de mantenerse esta grieta salarial, el sector público debería aumentar su productividad y eficiencia para justificarla económicamente. Qué bueno sería que por una vez se pudiera esperar que semejante utopía fuera posible. De lo contrario corremos el riesgo de pasar del otrora modelo de esfuerzo y superación personal de “m’ijo el dotor” al del mejor pago y menos exigente “m’ijo el empleado público”.