Un debate constante es si la Argentina es, o no, un país rico. Los economistas, en general de cuño liberal, sostienen que es un país que se auto percibe rico y en rigor es pobre. Los números lo desmienten: tanto los millones de dólares a resguardo de la voracidad del Estado, así como también los millones que se van en corrupción y gasto improductivo.
Desde la creación del FONAVI en 1972 como un instrumento superador del problema de la vivienda, afectando fondos federales para que se distribuyan en las provincias, lo único que se ha logrado es que el déficit habitacional en Argentina se dispare de modo brutal. A pesar de eso, cada provincia ha procedido a crear su propio Instituto de la Vivienda. Cada jurisdicción compromete a ello un presupuesto que, año a año, es cada vez más autosatisfactivo. Este es sólo un ejemplo del caso de la triplicación de estructuras de ayuda estatal. Otro, es el del Ministerio de Desarrollo Social nacional, el Ministerio de Desarrollo Social provincial, y la Secretaría de Desarrollo Social municipal. Todo se repite por tres. Lo mismo pasa en las áreas de trabajo, o de salud.
Todo esto sucede en un país en donde los ciudadanos deben recurrir a contratar el respaldo de una prepaga de salud, de un colegio privado, o un servicio de seguridad privada. Esta última, estrella de negocios mega millonarios. Hay mucho dinero en Argentina.
Y también está la corrupción, que expone la incuria de un sistema judicial que, por su modo de actuar, en definitiva la permite. A vista de todos, enriquecidos a espuertas, se pasean gremialistas y dirigentes políticos millonarios. Sin ir más lejos, la denuncia del hallazgo de cajas con un estimado de hasta 75 millones de dólares en “cajas de zapato” en una propiedad del contador de Máximo Kirchner, es el episodio del momento. No el último, seguramente.
También está el caso de la hija de Hugo Moyano. La vivienda de Karina fue allanada en el marco de una causa por tráfico de drogas. Hallaron en el operativo 434 mil dólares y 600 mil pesos. En una causa en la que sobra corrupción judicial, y sobran complicidades, la hija del pope camionero se niega a entregar el dinero a la custodia judicial, alegando que fue dinero que recibió de un hermano —no especificó cual— y del abogado Daniel Llermanos. Los hermanos de Karina nunca fueron citados a declarar, Llermanos —el otro generoso donante—, tampoco.
Se suma a los 9 millones de dólares en los bolsos de José Lopez, al caso de Lázaro Báez, a las operaciones en el Zafra Bank de Suiza por 20 millones de dólares, al fallecido secretario privado de Néstor y Cristina Kirchner, Daniel Muñoz con, cuando menos, 70 millones de dólares en propiedades en Estados Unidos. Y sigue la lista.
Argentina no es un país pobre, está empobrecido por un saqueo ruin. Plata hay, pero se la roban.