El fuego de la vindicta popular arde por los medios electrónicos de manera intensa. Televisión abierta y por cable, medios digitales, todos exudan adrenalina al ritmo de una justicia federal que comienza a dar respuesta al reclamo de la sociedad para que la corrupción pública sea castigada tan severamente como la ley lo permita.
La revelación de los denominados “Panamá Papers” ha colocado al presidente Mauricio Macri en la incómoda situación de tener que explicar su vinculación a una sociedad off shore, en la que ha negado absolutamente una participación más allá de una formal figuración. Entre la sobreactuación del fiscal Federico Delgado, que se ha lanzado a imputar al Presidente sin más elementos que la publicación de los documentos mencionados, y el pedido de investigación de un diputado kirchnerista entusiasta en avanzar sobre el hombre que les ganó la elección y marca el cambio de rumbo de las políticas del país, los días transcurren agitados sin que colectivamente los argentinos logren hacer pie en un asunto en particular, para salir del asombro generalizado.
Según explicó a N&P Pablo Van Thienen, director académico de Cedef Law & Finance y especialista en derecho internacional, “si una empresa argentina tiene rentas en el país, están gravadas con el 35% de Ganancias. Y si retira dividendos, puede reinvertirlos o girarlos al exterior, a través de una sociedad offshore, donde no tributa impuestos”. Asimismo, detalló: “Como parte del acuerdo con Chevron, YPF constituyó YPF Shale Oil Invesment en el estado de Delaware (EE.UU.) y Bermudas. Para la empresa, Delaware no puede ser considerado paraíso fiscal ni offshore por ser parte de Estados Unidos, y forma parte de la estructura financiera del acuerdo con Chevron para evitar embargos. Sin embargo, Delaware exime del pago de impuestos a las firmas que allí se registran, y hoy tiene más empresas que habitantes”. Los Estados Unidos, que batallan contra los paraísos fiscales en nombre del sagrado concepto federal de la Unión Americana, nada dice de este paraíso interior de alcance global.
La fiesta kirchnerista de ética reclamada al otro (MM) está terminando en una ordalía de acciones que tienen, en este momento, a la ex presidenta Cristina Fernández imputada por delitos no excarcelables. La magnitud de lo revelado por Fariña es de alcance aún no imaginable, dado el secreto de sumario impuesto por el juzgado. No obstante, los elementos a la vista surgidos de filtraciones periodísticas indican que los sucesos judiciales llevarán a acontecimientos impactantes, de una clase a la que no estamos habituados en este país. Los mismos jueces que nada hicieron en años ante una corrupción flagrante, se apiñan ahora para ser los más enjundiosos defensores del interés social.
Hoy está claro que la corrupción mata y empobrece a la Argentina. Que no hay espacio para la indiferencia del Poder Judicial ante la corrupción, política o no. Si será un nuevo tiempo, se escribirá en el día a día, y dependerá de la fuerza moral que en lo social seamos capaces de construir.