Ya nada será igual. La decisión presidencial de terminar con las mafias marca un tiempo distinto; grupos poderosos y organizados en estos últimos treinta años comienzan a advertir que su destino puede ser la cárcel y la expropiación de sus bienes mal habidos.
Uno al que 2018 le puede marcar la agenda del resto de su vida es al prepotente hijo de Hugo Moyano Pablo, al cual su padre suele referirse como “un muchacho al que no puede manejar”. Un testimonio brindado en la última semana de 2017 lo coloca a tiro del accionar judicial. Los datos aportados por Damián Lagaronne abrieron una puerta a la verdad sobre los manejos de la barra de Independiente y el rol de Pablo Moyano en los negocios de la misma.
Según señaló ante los fiscales actuantes, todo comenzó cuando Pablo Álvarez (‘Bebote’) le pidió que se hiciera cargo de “las cosas de la hinchada”. ¿Qué cosas?, se le preguntó: “todo lo que daba la dirigencia, que incluía el pago de los 1.200 carnets de la hinchada, los bonos para entrar a la cancha, los 100 protocolos para plateas que les regalaban, la plata para los viajes, los micros, todo. Eso antes lo mandaba ‘El Salvaje’ a través del ‘Polaco’ Petrov, pero como ‘Bebote’ se había peleado con ‘El Salvaje’ y ‘El Polaco’ estaba en el medio, me pidieron que me hiciera cargo yo y que mi nexo fuera ‘Yoyo’ Maldonado. ¿Qué quién es ‘El Salvaje’? Es el apodo que nosotros le pusimos a Pablo Moyano“. Lagaronne estuvo de acuerdo en darles una mano, pero casi como un chico de los mandados. “Tuvimos una reunión en la sede del club ‘Bebote’, Maldonado y yo para convenir esto, y ‘Yoyo’ nos dice que por él estaba bien, pero que tenía que tener la autorización de Moyano, que era el que bajaba la plata del gremio para todo. Que nos avisaba. A la semana dijo que estaba todo bien, y a partir de entonces yo empecé a retirar las cosas”.
Lagaronne se corre, simple motoquero, y apunta hacia arriba, bien al corazón del poder. En su declaración buscando aliviar su situación, agregó datos clave de la dimensión de los negocios espurios que maneja Pablo Moyano. “Los viajes siempre se arreglaban con una empresa llamada Martín Tur, que es una sociedad de turismo vinculada al Sindicato de Camioneros que sobrefacturaba los viajes que hacía la hinchada tanto al interior como al exterior del país. La maniobra era así: se pasaba una cantidad de micros, póngale 18, y en realidad viajábamos en 12. Y el otro dinero iba al pozo. Este Martín Tur es el que pone los micros para que Camioneros lleve su gente a hacer los piquetes al interior y los bloqueos a las fábricas, además de los viajes de la hinchada (...) También a partir de la discusión que tuvieron Moyano y Álvarez, tuve que hacerme cargo de retirar dos veces al mes los comprobantes de pago de los carnets de la barra, los bonos y los protocolos para las plateas Érico baja y alta. Para eso iba al segundo piso del edificio Franco Argentina en la Plaza de Mayo (sede de la empresa Integradores SA, que le hace el software a Independiente) y allí Juan Pablo o Ignacio, dos empleados, me daban un pendrive donde estaba todo lo que le correspondía a la barra, y con eso en el club se le cargaban a los carnets de la barra las cuotas sociales y las entradas para ingresar y se imprimían todos los protocolos y bonos que correspondían. Después yo entregaba ese sobre a ‘Bebote’. ¿Si eran falsos los tickets? No, de ninguna manera, nunca nadie se quejó de eso y siempre todos pudieron ingresar. ¿Qué cuánto nos daban? Y, más de mil quinientas seguro“, graficó Lagaronne.
2018, el año en que doblamos, el año en que empezamos a ver a las mafias de siempre alejarse en el espejo retrovisor.