La relación entre España y Argentina es profunda y, en más de un sentido, simbiótica. Al mismo tiempo que Núñez Freijoo daba su discurso de aceptación tras haber sido designado presidente del Partido Popular, en nuestro país se conmemoraban los 40 años de la Guerra de Malvinas.
Ambas situaciones son conexas, a un lado y al otro del Atlántico, dado que el cambio que se anuncia ante el extraño derrotero del gobierno colegiado de Pedro Sánchez, exuda un extraño maridaje con el gobierno argentino en claro estado de descomposición.
Núñez Freijoo habló de actitudes de apoyo al gobierno que marcan una agenda que bien vendría imitar en nuestro país: dijo que el PP está para garantizar el respaldo a la baja de impuestos y evitar la partición del territorio. Para enmendar lo que esté mal, ahí estará el Partido Popular. No es menor, cuando habla de poner «sentido de Estado» y del «afianzamiento del interés general».
Hay dos citas extraordinarias: un mensaje para Argentina, que inexorablemente debe abordar cambios para resolver el presente y afianzar el futuro, y una frase de reconocimiento al ciudadano de a pie:«mi agradecimiento para todos los trabajadores, a ellos les debemos lo que los políticos podemos hacer cuando hacemos política».
Otro momento para destacar es cuando señaló que fue convocado primero por el presidente Manuel Fraga Iribarne y luego por José María Aznar, a pesar de no ser, en ese momento, afiliado al PP. Al hablar de ello, explicó que se afilió al PP tras comprobar que es una fuerza que busca servicios públicos buenos que den satisfacciones a la gente. Dijo, puntualmente: «los servicios públicos buenos no son los que gastan a tope, sino los que gestionan a tope». La conexidad es absoluta cuando Feijoo da un ejemplo claro de lo que necesitamos en Argentina.
También agradeció y señaló su respeto a los sindicatos y comisiones obreras, con los cuales, dijo, aprendió a negociar y a acordar, mencionando al secretario de la UGT y su amigo «comunista» (sic) Regino Martín, con quien acordó e inició el camino para reformar el Correo de España. Regino le pidió —y ambos lograron— hacer del mismo una empresa pública eficiente bajo el formato de una sociedad anónima estatal, competitiva en el mercado y que pudo mantener la plantilla de empleados que implican a unas 60 mil familias.
La asunción de Núñez Freijoo es un anticipo de lo que viene. La política de creación de grupúsculos de opinión y de derechos extendidos —reales o imaginarios—, llega a su fin. España anticipa a la Argentina, tal como lo ha hecho más de una vez a lo largo de la historia reciente. La conexidad ideológica entre el gobierno de Pedro Sánchez y el de los Kirchner es simétrica. Los cambios que necesita nuestro país son inmensos y requieren de un protagonismo político que se sienta urgido por esos cambios. Este escenario de cambios que ya se dan e insinúan en Europa, deben ser un ejemplo que tengamos en cuenta.