En el contexto global que recrea las condiciones del período de la Guerra Fría, al gobierno argentino se le ocurre abrazarse a dictadores de la talla criminal de Vladimir Putin y Xi Jinping, u homenajear a Mao Zedong, responsable del asesinato de millones de sus compatriotas. La imagen del presidente argentino inclinándose ante un funcionario de la cancillería china es vergonzosa en extremo.
Pero, no es lo único. El presidente Alberto Fernández se humilla ante el dictador Putin afirmando que se siente feliz de poder agradecerle, mirándolo a los ojos, el apoyo de Rusia a nuestro país en la provisión de vacunas. Argentina ya supera los 124 mil fallecidos atribuidos a la Covid-19. Hay datos estadísticos firmes que señalan que, de haber comenzado a vacunar en los tiempos que hubiera permitido la llegada de las vacunas de Pfizer, 35 mil de los argentinos fallecidos por la pandemia estarían aún entre nosotros.
El proceso de entrega que lleva el gobierno a las potencias antidemocráticas crea inconvenientes mayúsculos, y puede voltear el apoyo a un parche económico que permita llegar a votar en el 2023 y así empezar de nuevo un camino de probidad política y económica.
Es claro que hay que apostar al multilateralismo, toda nación que se respete debe hacerlo. De ahí, a ofrecer la nación como puerta de entrada a una dictadura como la rusa, gobernada por la KGB, el tamaño del error, es inmenso.
En el caso chino, la delegación —a costo del contribuyente— ha mantenido sus reuniones por Zoom, lo que revela que no hacía falta enviar tamaño grupo. A Rodolfo Rodríguez Saa no le hace falta que le paguen un viaje con fondos públicos, como tampoco al comunista gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Todo juega en una mise-en-scène para calmar las aguas internas, afectadas por el inminente acuerdo con el FMI. Es un modo de verlo, ya que el viaje estaba planificado de antemano. No obstante, echando combustible al fuego, el columnista de Clarín, Marcelo Bonelli, afirma que el acuerdo implica cláusulas secretas y que es, en rigor, un préstamo puente, por solicitud expresa del gobierno de Joe Biden para que «Alberto llegue al 2024».
Lejos de creer a pie juntillas en los textos del columnista de los viernes de Clarín, el silencio mediático y político al respecto de este texto le da un fuerte aroma a revelación emanada desde la propia embajada de EEUU. Es obvio que un gobierno empoderado con los dictadores sangrientos de América y con dos naciones absolutistas como Rusia y China, en un escenario de guerra directa en Europa, la relación con Argentina va sobre algodones.
A como sea, la humillación que le provoca la presidencia al país, es algo nunca visto; y sólo es posible en un autentico final de época como el que día a día estamos viviendo.