La renuncia de Mateo Nicholson al área de Infraestructura Escolar de la provincia de Buenos Aires deja literalmente expuesta a la gobernadora María Eugenia Vidal a un caso de corrupción surgido del seno de sus propias filas, hecho que investiga la justicia platense. El modo de actuar de los funcionarios del área educativa abre el interrogante de si no es una matriz para hacer caja para la política desde la cartera que cuenta con algunos de los presupuestos más abultados.
Todo inició con un audio en el que Nicholson pedía a un colaborador aumentar valores de 79 cocinas para cuadrar números de un presupuesto millonario. Según denunció la senadora Teresa García, “entre el presupuesto real y el presupuesto inventado hay un sobreprecio de nada más ni nade menos que 27.960.000 pesos, cuyo destino se desconoce y es necesario investigar”.
No obstante, todo indica que la denuncia caerá en abstracto, ya que la transacción de marras no se concretó, pero está en medio de la puja con los gremios docentes más el impacto provocado por las dos muertes en Moreno – la de la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez-, que llevó a la renuncia del interventor Sebastián Nasif, considerado responsable político de la situación (aunque por ahora se enfoca al gasista, recientemente liberado).
La otra piedra de toque es el Consejo Escolar de General Pueyrredón, intervenido, en palabras de la propia Gobernadora, “porque hay denuncias penales”. Pero resulta que no sólo no hay una sola denuncia penal que afecte a miembro alguno del Consejo elegido en la elección del 2017, sino que la denuncia por irregularidades en la prestación de la transportación escolar surgió de una investigación de la consejera local Sofía Badie. La toma del Consejo, que a estas horas sigue en dicha situación sin que autoridad alguna de la intervención se haga cargo de nada, no parece encontrar camino para resolverse.
Marcelo Di Mario ha intentado una y otra vez armar un circuito con empresas llegadas de fuera de la ciudad para generar un nuevo esquema de distribución de alimentos a escuelas tanto para merienda como para almuerzos. Han fracasado una y otra vez en su intento porque las razones y motivaciones no son las correctas: no han venido a mejorar la vida de los educandos, sino a cerrar un negocio, y les salió mal.
La gobernadora Vidal debería hacer una profunda reflexión sobre la marcha de su gobierno. Está a la defensiva por primera vez desde que llegó al poder. Hay citaciones por los aportes irregulares a la campaña 2017, cuyo comité de campaña ella misma presidió.
Tal como indicara el filósofo y guerrero chino Sun Tzu, “la oportunidad de asegurarnos contra la derrota está en nuestras propias manos, pero la oportunidad de derrotar al enemigo la provee el mismo”. El paro de 36 horas de los gremios docentes son una diana que la Gobernadora no debería ignorar; no lo va a modificar con anunciar la quita de pago del día de huelga. Hoy ya no es el bolsillo lo que une a los docentes, es otra cosa: se llama política, y Vidal no parece estar tomando nota.