2019 I. Está la mesa servida para un enfrentamiento político de alta intensidad en Mardel con vistas a 2019. Los PRO de paladar negro no quieren saber nada con Carlos Fernando Arroyo. Si bien son agradecidos con Vilma Baragiola, no van a acompañar su candidatura y se desparraman de la risa señalando que la gobernadora Vidal ya ni le atiende el teléfono. Si es así, flaco favor le hacen a Mariu, divulgando una actitud que deja mal parada a la dirigente de más alto consenso en el país, no sólo la Provincia. Asimismo, se ufanan de acceder a la intimidad presidencial cada vez que Mauricio Macri se instala en Chapadmalal, y exhiben con orgullo el asado de cerdito de granja que le ofrendaron al Presidente y su esposa Juliana Awada. Muy seguros y confiados, ríen ante la versión de que Guillermo Montenegro sería su candidato. “Montenegro es como Cheppi– aseguran. Habrá nacido acá, pero no existe a nivel local”. Juran que tienen in pectore candidato exitoso, empresario, y aclaran: “no es Marcos Cabrales”.
2019 II. En esta línea de pensamiento, Arroyo ya fue; Baragiola no interesa “pero no la vamos a dejar en la vía, es peligrosa”; Maxi Abad es un aliado necesario pero no confiable (nadie les dice que a ellos tampoco nadie los ve confiables). Están con la idea de que la superestructura sola alcanza, y afirman con orgullo que el ministro Guillermo Dietrich (al que le dicen “Guillo” cancheramente) será un puntal en sus aspiraciones. Ciertamente, el primer beneficiado de esta relación es el presidente del Consorcio Portuario Martín Merlini, quien fue dado por cesado ante los cambios en el Gobierno y contaría con el apoyo absoluto de Dietrich para un cargo nacional. Muchos dirán que para 2019 falta una eternidad, pero el reloj corre.
2019 III. A estos dimes y diretes les falta algún elemento. Arroyo ya aclaró que va por su reelección. Propios y UCR están alineados, convencidos de que no hay otra. Es que el hombre del piloto azul nunca bajó de los treinta puntos de aprobación, incluso en el momento más horrible. Hernán Mourelle llegó a Mar del Plata con una visión negativa del intendente, y hoy, en el día a día, se asombra no sólo de la comunión de ideas acerca de cómo administrar la comuna y ordenar los recursos públicos, sino del apoyo que advierte en la sociedad al lord mayor. Como mínimo, si las situaciones políticas siguen como están, habrá cuando menos tres listas en competencia en las PASO de 2019.
Judiciales federales y de las otras. El operativo liderado por la jueza de San Isidro Sandra Arroyo Salgado en MDP, con 200 gendarmes y equipos de alto nivel tecnológico, dejó una vez más con el traste al aire al fiscal general de cámaras Daniel Adler. En tanto Adler buscaba pasar desapercibido en Roma en la reunión de mujeres juezas y fiscales organizado por el operador presidencial Gustavo Vera, Arroyo Salgado le propinaba un varapalo increíble a los narcos en nuestra ciudad. Es que “Quesito” no podrá justificar las funciones de su “coordinador de narcotráfico”, un funcionario caído en Mar del Plata hace más de 1 año y medio, proveniente del riñón de Gils Carbó, Pablo Iadarola -con un salario pagado por los contribuyentes superior a los $100.000-. Arroyo Salgado indicó textualmente que “la banda sacaba la droga desde Mar del Plata”, pero a la vista del “coordinador de narcotráfico” nada de esto pasa en la ciudad, aunque las estadísticas locales hablan por sí solas.