Malas lenguas 1227

Buscando atemperar. Luego del día de locura del pasado domingo 20 de Marzo —cuando se llevaron adelante los comicios internos de la UCR—, en el que la violencia buscó instalarse como método de cohersión del voto, con intentos torpes y brutales, en la noche, para bajar el precio a la violencia, el operador político Christian Lence llamó a Vilma Baragiola para decirle que su agresor, Cristian Echeverría, le pedía disculpas. Recibió un “nones” y el anuncio de una denuncia penal. Así fue, y esta semana la fiscal Graciela Trill tomará las primeras declaraciones.

Fin de juego. La interna a nivel provincial entierra años de hegemonía de grupos que claramente perdieron el tren de la política. En CABA, la interna le dio el triunfo a la lista que expresa los intereses de Enrique Nosiglia. Lleva como caballo de Troya a Guga Loustau, que ya es un éxito que lo presenten como radical. El triunfo de Maxi Abad viene de la mano de un gran protagonismo femenino en la fórmula y la lista en toda la provincia. Este revuelo femenino va a dar que hablar.

De poder y tarjetas I. Los acampes en Desarrollo Social de la nación en Mar del Plata son el fruto maléfico de las pujas de poder entre las distintas tribus del gobierno nacional. Diego García es, formalmente, el delegado del ministerio y quien debería tener la lapicera que determina hacia dónde y por qué van las ayudas del Estado. Los grupos que protestan —Polo Obrero y Nueva Esperanza— dicen, pudorosamente, que «a las organizaciones que no están con el gobierno, no le llegan las ayudas». Detrás de esas palabras hay cuestiones de poder.

De poder y tarjetas II. Así es que, quien parte y reparte, es el concejal del movimiento Evita, “El Tata” Gandolfi. Son montos millonarios. El valor de cada tarjeta de las que se entregan está entre 9 mil y 18 mil pesos. Es la punta del iceberg. Millones se generan en programas que deberían servir para integrar a la gente y son, en rigor, un instrumento de control social.

De poder y tarjetas III. Los recursos que se disponen son para mantener al individuo en estado de sobrevivencia y tiene por única obligación estar en cada ocasión para las movilizaciones. El 24 de Marzo quedó claro en las calles de la ciudad: los “responsables” de las agrupaciones dictaban de viva voz: «estamos acá para repudiar el genocidio militar del 24 de marzo». Como en cada ocasión, chicos, niños, adolecentes que cortan calles y dan ordenes de circulación. Para eso se usa el dinero que el Estado dispone del cobro de impuestos que pagan todos los argentinos.