De solidaridades y equívocos políticos I. Como en un ritual inocente, una vez más se propone llevar desde el Concejo Deliberante una jornada de apoyo al pueblo palestino. Decimos inocente en clave de ironía, porque no hay nada inocente en la propuesta. La eleva el concejal Roberto Gandolfi, el mismo que propone se dedique un busto en una plaza de la ciudad al dirigente comunista Otto Vargas, al que consideran actor relevante de la vida pública argentina. La presentación de Gandolfi fue celebrada por el PCR que ve en Gandolfi a su representante bajo el cartabón del “Movimiento Evita”. No son piezas separadas, son un todo que busca, por imágenes, imponer una lectura de la realidad. Hoy, apoyar a Palestina es apoyar a un grupo Hamas, que tiene como concepto central exterminar hasta la raíz la existencia del estado de Israel. El PCR es la variante maoísta del camino al socialismo que entre otras hazañas llevó a la muerte por hambruna a millones de chinos en la denominada “Revolución cultural”.
De solidaridades y equívocos políticos II. Nada puede ser más útil en política que recibir un ataque, método grotesco que puede dar consecuencias inesperadas. La balacera desarrajada sobre la vivienda de la dirigente barrial María Inés Benítez la elevó a la categoría de victima de fuerzas oscuras que buscan callarla. La inmensa mayoría de los habitantes de General Pueyrredon ni saben quién es, e ignoran que dice. ¿Entonces, callarla ante quien? Y ¿por qué? La procuración de la causa por dichos disparos al frente de su casa —quince disparos sin consecuencias para nadie, afortunadamente— la procura el fiscal Leandro Arevalo.
Entre disparos y aprietes políticos. A días de producido el hecho de alto estruendo mediático, se comunicó con el director de este medio un actor político ligado a María Inés Benítez. Para ello, se había producido un hecho insólito: la DDI publica la imagen de una camioneta Ford blanca en la zona del tiroteo, pidiendo testigos que acrediten si de ese vehículo partieron los disparos sobre el frente de la vivienda de Benítez. En el llamado recibido en esta redacción se pedía que el titular de la camioneta saliera a hablar para explicar su situación, urgiendo que las acciones fiscales iban por quienes estaban, en esos dichos, comprometidos, citando una y otra vez al presidente del foro de seguridad, Juan Manuel López. Un ejercicio de anticipación notable: dos meses antes de producirse el acto concreto por parte del fiscal, que es punto por punto lo que esta figura política sin ser parte en la causa sabía con videncia notable. Cuando menos, curioso.
De amigos y pactos de poder. María Inés Benítez estuvo muy ligada políticamente a Rodolfo Iriart. El ex diputado —hombre de confianza ratificada hoy de Daniel Scioli— fue el canal por el cual se incorporó, en su momento, Benítez al staff del Museo Mar, junto a otra actora del esquema político, Valeria Bratelli, licenciada en turismo que, como tantos otros argentinos, prepara sus petates y los de sus hijas para irse a vivir a Italia. Cambia el gobierno, y Benítez es desafectada del staff del Museo Mar y de allí inicia su blitz vecinal en contra del gobierno de Carlos Fernando Arroyo, quien pagó el precio de decisiones que tomaron otros. En esta situación fuera del expediente que es la nada misma, el abogado de López, Osvaldo Verdi, señala: “el fiscal Leandro Arevalo va a ir a fondo como lo hace habitualmente”. Perfecto, que se ponga el cinturón de seguridad bien afirmado. Le va a hacer falta.