Mar del Plata y la variante ómicron. El título periodístico es, cuando menos, confuso: «Aumentan los casos y hay 220 personas en tratamiento en Mar del Plata». Hay 220 personas que dieron positivo en el test de Covid-19, pero ninguna de ellas está internada. Para hablar de «tratamiento», tendría que haber internación, medicación, etc. El aumento de casos es evidente, pero el dato es que no hay ocupación de camas UTI por casos de Covid-19 en Mar del Plata. Los funcionarios provinciales siguen jugando el juego del miedo en vez de informar correctamente. En Sudáfrica, ya dieron vuelta la página y levantaron las medidas de restricción y testeo porque entendieron lo obvio: que hay que convivir con el virus y cuidarse debidamente.
Mar del Plata y la violencia. Ocurre tanto en las madrugadas como a plena luz del día en la zona del parque San Martín, frente a McDonald’s: grupos de jóvenes a los gritos, peleándose y arrojándose botellas en un lugar en donde hay cámaras de seguridad por todos lados. ¿Tan difícil es poner atención en aquellos lugares donde este tipo de hechos se repiten? ¿Hace falta que haya un muerto o incluso más, para que se haga algo? ¿Hace falta?
Diatribas en el Consejo Escolar. Al putch que permitió que la consejera escolar Natalia Russo asumiera indebidamente la presidencia del cuerpo, le sigue ahora una campaña de mentiras en las que piden que «las consejeras de Montenegro se pongan a trabajar». El comunicado enviado a los medios dice que las consejeras Carina Cermesoni y Mónica Lence las agreden por las redes sociales y que no asumen sus tareas. Por insólito que parezca, el comunicado que lelva la impronta de la consejera kuka Eva Fernández habla de «respetar las decisiones de las mayorías». Más hipócrita, no se consigue: justamente, si se respetaran las mayorías, una suma de derrotados no se podría coligar para usurpar un cargo como es el de la presidencia.
De cambios y errores I. La acumulación de funcionarios que van quedando en la administración luego de haber ingresado por la vía política es un clásico lamentable en la Municipalidad de General Pueyrredon. Un caso que se da en un lugar de mucho poder, es el de Mariel Demattei, quien era personal del ex (afortunadamente) concejal Héctor Rosso. Desde la oficina de publicidad que orbita bajo la conducción de Evangelina Tedrós deben ordenar lo que tiene que ver con la cartelería en la vía pública. Sin embargo, no se pueden creer los desaguisados que hay en el área. El actual titular de Inspección General, Marcelo Cardozo, pretende ordenar el sector y que la actividad publicitaria en la vía pública se decida, como corresponde, por licitación. Buen propósito.
De cambios y errores II. Sin embargo, lo que se lleva adelante con un buen propósito puede ser una mala señal. En la semana precedente, dieron de baja todos los permisos precarios a todas las empresas. En uno de los expedientes que recibió Cardozo dice que una firma en cuestión incumple con el pago de las gabelas impuestas a la actividad. Sorpresa: lo que el dictamen del área de publicidad dice, no se ajusta a los hechos, ya que la empresa en cuestión tiene todos los pagos al día hasta el 1 de diciembre. El interrogante es el de siempre: ¿incompetencia? ¿o vicios ocultos? Aunque en realidad, no tan ocultos.