Dos actos y un encuentro. El acto de Facundo Manes en Plaza del Agua estuvo marcado por la movida partidaria de la UCR local que le metió fichas a generar un escenario acorde a la presentación del diputado nacional, quien arribó a la ciudad acompañado de su hermano Gastón. El dúo ya es citado en sorna como «John & Bob» por la impronta de los Kennedy, aunque nadie les otorgue —en los cotilleos— tanta habilidad política. El otro acto, fue el que trajo a Mar del Plata a Patricia Bullrich, previo a una jornada de mesas y exposiciones que permitieron mostrar músculo político, como gusta decirse ahora. Mucha gente queriendo saber qué viene, harta del presente y buscando alguna esperanza.
Venía tenso, fue prolijo. Así estaba el tema del debate por la extensión del servicio de guardavidas que pretendía instalar el FdT con el concurso entusiasta del gremio y del agrupamiento de guardavidas del sur. La votación fue negativa por el doble voto de la presidenta del cuerpo, quien dio respuesta a un planteo de la gestión: no hay plata para pagar tremendo esfuerzo fuera de temporada. Todo fue cántico y gritos fuera del recinto, pero venían de orcos y se fueron mansos como Bambi por el bosque.
Una marea exitosa. Así fue, pese al clima, el encuentro que propuso la administración del puerto. Alto impacto en cuanto a presencia del público y satisfacción de los food trucks, que trabajaron a destajo. A tanto, que ya hablan de la «segunda MAREA», que no será de Hubsi, calamar ni otra especie, sino de cita gastronómica-musical. No digan que lo leyeron acá, pero ya hay críticas en voz baja: piden más puerto, y menos fiesta. Sin embargo, una cuestión no debería ir en demérito de la otra.
Entre el acto y los corrillos. Mientras en el escenario Diana Mondino hablaba ante cientos de cuestiones financieras, había alrededor un vocerío difícil de aplacar. ¿Por qué? Corría por las redes un texto que decía: «Horacio no salió de vacaciones, fue a cambiar de nombre una empresa offshore y dos departamentos. Lo hace para que no entre en la demanda de divorcio, ya aportaré las pruebas». Se atribuyen estos dichos a Barbará Diez, la ex esposa de Rodríguez Larreta. Ya la opereta presentando a su amor, que le mueve su estructuralismo esencial, venía cayendo mal. Esto, de confirmarse, es el fin de sus ambiciones. Políticas, y de cualquier otra.