En pre campaña I. Más allá de que, formal y legalmente, la campaña electoral aún no haya comenzado, es claro que toda la dirigencia política argentina ya está de pleno abocada a la tarea: los recorridos por empresas, las manifestaciones de cambios que son anunciados o sugeridos a través de los medios, y los recorridos para estar cerca de la gente o de los sectores productivos son ya cotidianos. Lo que es tremendo, es el tenor de las comunicaciones que generan los encargados de prensa. El FdT, obsesionado con ganar en Mar del Plata, comienza a bajar funcionarios que, acompañados por ediles locales, hacen recorridas hablando de lo que hacen por la ciudad. Se le dice «recorrer el territorio» —leguaje militar setentista, que no practica solo el oficialismo—, por caso, una recorrida por barrios en donde se construyen viviendas por cuenta y orden del Instituto de la Vivienda provincial.
En pre campaña II. Hasta estas estribaciones de la sierra de Tandilia se llegó el secretario de Vivienda provincial, Diego Menéndez. Hubo, obvio es, foto de la recorrida en la que aparecen el senador provincial —y esposo, o ex, de Montoto Raverta, según lo que se dice en los pasillos del kukismo local— Pablo Obeid y la curul Virginia Sívori. Lo curioso no es el hecho en sí, un claro acto de pre campaña, sino que titulen «El secretario de Vivienda recorre los barrios que construye Kicillof». Kicillof es el gobernador, no construye nada, y nada —como se pretende— se le debe. Esa forma de expresarse no es progresista, es feudal. Mar del Plata no es una comarca que tributa a un amo, es una ciudad que es parte de una provincia que es parte de una república. El uso del lenguaje, todo lo revela.
Que sí, que no, que se haga cargo otro I. Ariel Lijo busca desprenderse de la causa que se inició por la denuncia de Guillermo Montenegro al respecto de los hechos ya conocidos por todos al respecto de las 140 hectáreas en disputa en El Marquesado. Le envió la misma a su protegido, Santiago «el encarcelador» Inchausti, quien con rapidez se la deolvió y le planteó que «el ABBE está en CABA, la documentación de entrega está en CABA y que los funcionarios potencialmente afectados por las acciones judiciales actúan en CABA», así que arreglate.
Que sí, que no, que se haga cargo otro II. Por lo tanto, la ciudadanía está indefensa frente a la okupación de los terrenos y, para más, se ordenó retirar a Prefectura del lugar y que quede a cargo de la custodia la policía bonaerense. En tanto se dan estas diatribas judiciales, los okupas afirman que los estudios de suelo indican que las tierras son aptas para cultivo, y que ya no más están para que vayan ingresando los «campesinos», como los denomina la concejal de Grabois, Sol de la Torre. «Campesinos», ¿qué tal el mambo ideológico que sostiene la toma de tierras en nombre de un proyecto político que atrasa, cuando menos, dos siglos?
Demoledor. Finalmente, el gobierno de la provincia —léase: la administración Kicillof— decidió ocuparse del HIGA… nada menos que para recuperar su fachada. Nada de ascensores, gas o calefacción: fachada. Hay que ser «fachatosta» para hacer semejante anuncio…