Cambios en la ciudad I. Mar del Plata genera una magia extraña: lejos de las apreciaciones en modo crítico que hacen los locales, las inversiones que se están dando son un dato fuerte. Un caso, es el de la venta del Paseo Diagonal a la firma textil Le Utthe. La venta a la empresa familiar originaria de Bragado, provincia de Buenos Aires, se concretó luego de extensas negociaciones, y de que el grupo original asumiera que es hora de retirarse de un negocio al que nunca le encontraron «la vuelta» para hacerlo exitoso. El cambio será casi del 100% en cuanto al estilo y propósito del lugar, afectando fuertemente la fisionomía del centro de la ciudad.
Cambios en la ciudad II. Se sorprendió la comunidad educativa del Instituto Carlos Tejedor ante el anuncio por parte de las autoridades de la compra de un edificio para mudar el colegio. En parte, por los grandes esfuerzos que implicaron, en los últimos años, las importantísimas obras que se hicieron en las instalaciones actuales; y en parte por lo adecuado de la zona elegida para el nuevo emplazamiento: estando en las cercanías de la conservadora Marbella, parece que les niñes se tendrán que acostumbrar a estudiar oliendo a pescado. De todas formas, se valora el esfuerzo de hacer tan importante inversión.
Cambios en ciernes. Los asfaltos en Mar del Plata son un tema, mal. Nadie, en años, ha podido hallar una mecánica de financiamiento que permita darle un vuelco a esta situación. Hay expectativas a raíz de una serie de charlas en ciernes dentro de JxC —donde se asume un triunfo en las PASO y en la general— donde la idea sería empujar un plan de resignificación emblemática de toda Mar del Plata, empezando por un plan general de recambio asfáltico.
Disputa por la pesquería. Pasó hace ya unos meses, cuando el secretario general de la Estiba, Carlos Mezzamico, pretendía que los fresqueros con base en Mar del Plata viajaran a descargar a nuestro puerto. Los empresarios fueron convocados a una reunión que se suponía que era para debatir en términos científicos las perspectivas que permitieran trabajar para reducir el impacto de la pesquería en el medioambiente. No fue necesario que los empresarios ni abrieran la boca: quien cerró el tema, fue el secretario general del SIMAPE, Pablo Trueba, quien soltó áspero —según su estilo—: «pelado, ni por casualidad vamos a navegar de dos a tres días para descargar acá». Lección: abrí la cabeza, y pensá cómo te vas a ganar la vida.
Metiendo la manito. Si bien fue una jornada muy satisfactoria en el Concejo Deliberante la que resultó con acuerdos que permitirán darle lugar a fuertes inversiones inmobiliarias en la ciudad, no todo es como debería ser: el expediente de Villa Titito rebotó —léase: quedó en comisión— mientras que las iniciativas que buscan hacer lo mismo con el ex hotel Hurlingham, el ex Chatteau Frontenac y la creación del Distrito de Arte y Diseño, se aprobaron. Ahí la manito la metió el bloque que suma —o resta, ya se verá— a los patriotas unidos de Raverta y a los accionistas marplatenses de Pulti. ¿Por qué? Porque el proyecto en cuestión lo lleva adelante el estudio de arquitectura del ex intendente Daniel Víctor Katz Jora. Cospelito no puede consigo mismo, y siempre su odio lo lleva a enfocarse en estas miserias.