Repercusiones I. Las que va a provocar el acuerdo celebrado entre la fiscalía de juicio del Tribunal Oral Federal (TOF) y los defensores de Sergio Sala, su hermana, su pareja y su ex pareja. 145 fojas del acuerdo develan y exponen la incapacidad y frondosa imaginación de la fiscal Laura Mazzaferri y su coequiper, Santiago Inchausti, para armar la causa y luego no lograr nada de nada a la hora de hacerles caer el peso del sistema legal sobre aquellos que perpetran delitos federales. 145 fojas que son un paseo por la incuria de inoperantes estaduales que no pueden sostener ninguna acusación a derecho. Ya es difícil que es más grave: si el aire libre para el tráfico de drogas, o la recurrente incapacidad de este dúo tenebroso.
Repercusiones II. El resolutorio de la fiscal federal debió recorrer el armado de un rompecabezas que nada puede sostener adecuadamente en términos procesales: horas y horas de servicio público pagados para nada, y a riesgo de dejarle la ventana abierta a un juicio por daños. ¿Más incompetencia? Díficil. Ya da para preguntarse si tanta ineptitud, no tiene otros —nada nobles— objetivos. Ampliaremos debidamente.
Confesiones en tono mayor I. Emmanuel Álvarez Agis, el que marcó la postura de «con un dólar a setenta pesos estamos cómodos», se confesó en una radio metropolitana sobre la frase y las cuestiones detrás de la misma. Señaló que, cuando habló sobre esa cifra, se encontró con una fuerte crítica por parte de Máximo y Cristina Kirchner. Luego ensayó una crítica a la política y a la influencia de las redes, no sólo en Argentina, sino a nivel global. Destacó que la urgencia de las redes termina condicionando la respuesta de la política. Reclamó un dólar caro que, a su criterio, es necesario para tener política exportadora y garantizar así la comida en la mesa de los argentinos.
Confesiones en tono mayor II. Lo mejor vino cuando habló de sus expectativas económicas y de aquel «con un dólar a setenta pesos estamos cómodos». Dijo que es una locura hablar de una receta y calificó de «porquería» a la receta del FMI. Curiosamente definió que hay planes de estabilización de izquierda, y otros de derecha. La macro (N.DLAR) es una sola, ni de izquierda ni de derecha. Álvarez Agis, como ex vice ministro de Kicillof hasta 2017, dice que no se siente para el Nobel por haber entregado el país con 20% de inflación… para agregar que el FMI sigue fingiendo demencia.
Confesiones en tono mayor III. Sostuvo que, desde el día uno, había una propuesta que el kirchnerismo nunca quiso aceptar: pagar el monto que le correspondía a la Argentina y discutir lo que llama «el excedente» de lo otorgado por el FMI durante el gobierno de Macri. Y ahí vino lo mejor: «Esta bien que los ricos paguen el 100% de la luz y gas, y está bien no porque lo pida el fondo». Aceptó que Alberto Fernández dijera que el dólar a sesenta pesos estaba bien. Cristina y Máximo sostienen que la frase le hizo perder al kirchnerismo siete diputados, al costo de un 20% más de pobreza. Tremenda confesión: un cálculo electoral basado en agregarle pobreza a los argentinos. Eso sí: agrega una épica —contrafáctica— en la que le evitó al país el cierre de bancos y muertos en la Plaza de Mayo, provocados por Macri y Patricia Bullrich. Tremendo.