Malas lenguas 1359

La historia del calderista y el hijo del camionero. Una historia de esas que dan de qué hablar. Podría decirse que es por cuestiones de poder y política. En rigor, sí, algo de eso hay. Pero, lo más interesante, es la intimidad de la relación de dos que de niños caminaban juntos a la vuelta del cole y, cuando entendían que nadie los miraba, se tomaban de la manito para sentirse menos solos. La saga del calderista y el hijo del camionero va a tener muchos capítulos, y será más que interesante.

Barrionuevo pone orden en la granja. Llegó tras unas semanas de golf en Palm Beach y se puso al frente de la fiscalización del «mileísmo» para las elecciones generales. Le bajó la testuz al gastronómico auto empoderado local con un «dejá de joder con Fernanda y ponete a hacer lo que hay que hacer, que arreglé en once provincias y no hay nada más que hablar». Típica actitud de un gremialismo híper casta que sólo entiende el poder verticalmente. No sólo eso: estuvieron en el Sasso haciendo todos de claqué, aplaudiendo a Marcela Pagano como niñatos obedientes.

Air Faroni I. De aquellos años iniciales como boletero y ayudante de producción, a este presente rico en dólares. Cómo estará de complicado el tema, que la híper kuka Luciana Geuna lo expone en TN y señala: «un gulfstream G400, matrícula T7-SUE que llegó al país hace cuatro meses para sumarse a la flota que opera, usa y mantiene Javier Faroni, el empresario teatral, amigo íntimo y político de Massa, que amplificó sus negocios a la venta electrónica de tickets a través de la firma deportick, con la que vendió las entradas para el partido homenaje a la selección después del Mundial». No es todo, hay más para este boletín.

Air Faroni II. El cordobés de origen humilde y criado de muy niño en Mar del Plata está hoy en la cima de la cadena trófica y es clave en el entramado de Sergio Massa con Martín Insaurralde. Está en el foco de todas las miradas y, tal como cita Geuna: «La flota de Faroni —que tiene a Tapia como viajero frecuente— se completa con un Lear Jet LV-FUT que le compró al financista K y arrepentido en la causa Cuadernos, Ernesto Clarens, un hombre con un juicio pendiente por supuesto lavado de 700 millones de pesos a Lázaro Báez. Clarens no vendió su avión acomplejado por los problemas judiciales. Lejos de tener complicaciones económicas, vendió ese Lear y adquirió —en la ventana que permitió comprarse aviones de lujo a dólar oficial— un Cessna Citation Sovereign que cuesta casi 8 millones de dólares». Como dice Cristina la brillante oradora que nos trajo hasta aquí, a este desastre digamos, o sea todo tiene que ver con todo.

La palabra del final. Ha concluido la historia del auto percibido líder Horacio Rodríguez Larreta. Según confesó en un diálogo muy distendido en LN+, «no la vio venir». Y, sí, Horacio: te intoxicaste con tu propia merde, tanto pagar encuestas con la plata de los contribuyentes, te construiste un relato que te hizo ver bello, alto y popular, algo que el espejo de la urna puso en su lugar.