El calderista y el hijo del camionero. Siempre lo admiró, siempre quiso ser como él, hasta cuando le reveló su auténtica sexualidad. Ahí, sonrojado, le dijo que él sentía lo mismo. Han pasado los años, y el calderista está cada día más imbuido de esos sentimientos poderosos que lo unen al hijo del camionero. Hay obstáculos: el hijo del camionero dice que él no revelará su auténtico ser hasta que su padre no parta al viaje eterno. El calderista solloza a solas, y se consuela aspirando a que el tiempo haga lo suyo.
De esos anuncios y la falta de ética. Se habla mucho de «ética»… hasta que los intereses mandan. Un anuncio de Hamas llevó —sin verificación alguna— a señalar que un proyectil o bomba israelí había impactado en un hospital causando 500 víctimas fatales. Nada fue así, pero nadie se disculpa. En lo vernáculo, la integrante del panel de Jorge Lanata, Marina Calabró, lanzó el brulote del embarazo de la transformista Fátima Flores. El conductor del programa se lo festejó, como si de un logro periodístico se tratara. Guasa la opereta, y de disculpas, ni hablar.
De acuerdos y complicaciones. El tipo se sacó fotos con ella, anunció que estaba para acompañar a «la futura intendenta de Mar del Plata». Llegó el patrón y bajó órdenes: todos con Milei, a fiscalizar. Un bolonqui… hacen campaña por el vendedor de niños y partes humanas y también por la patrona de la ANSES. Interrogante: ¿qué boleta van a cuidar, y a cuál van a traicionar? Encima, el 17 de octubre, el único día de lealtad para los peronistas «ya que los otros 364 días del año los usan para traicionar», decía un compañero de ruta que ya no está.
Escándalo en puerta. El tipo es saldos y retazos del paso de Lucas Fiorini por JxC. Le dieron el cargo de sub director y se esperaría de él cierto apego a quien le da la posibilidad de ser funcionario, con todo lo que ello implica. Pero resulta que no es así: el tipo es la cabeza de la maniobra que repartió boletas cortadas del candidato vendedor de niños y del actual jefe comunal. Está todo en conocimiento de la candidata y, de ser presidenta, exigirá explicaciones detalladas. Muy detalladas.
De traición y muerte. El suicidio del senador Matías Rodríguez es un escándalo político del que ya se verá cuánta repercusión tiene en las urnas. El caso habla de lo profundo que impacta la traición. La idea de que estas actitudes no son un pecado o una falta, que no es algo punible, avanza en esta época de relatividad absoluta. Integrante de La Cámpora —una organización plagada de denuncias por hechos de violencia sexual—, la decisión de Rodríguez de quitarse la vida es la consecuencia de la traición de su esposa y de su mejor amigo, el intendente de Ushuaia. En la carta está claramente dicho: «Esta madrugada del 18 de octubre encontré a Walter Vuoto y Laura Ávila en la habitación matrimonial de la casa de Walter. Me confesaron ser amantes hace tiempo. Mi amigo, padrino de bodas y padrino de uno de mis hijos. Ella, mi esposa y el amor de mi vida». Para el occiso, la traición fue de una violencia tan grande, que no pudo proyectarla sobre aquellos que lo eran emocionalmente todo: su esposa, amor de su vida, y su mejor amigo. Tremendo y cruel.