Malas lenguas 840

Destino peligroso I. La Autovía 2 se inauguró con los mejores auspicios. De inicio sobrestimado, se le llamaba Autopista 2. Luego se fue corrigiendo, y se impuso finalmente el nombre correcto de autovía. Su curso presenta defectos varios: curvas de radio impropio para la circulación a velocidad media de los vehículos de hoy, sectores que drenan mal la lluvia y provocan el ya famoso “aquaplaning”, o, para decirlo en criollo, los autos con algo de lluvia se van “como chorizo en fuente de loza”. La situación suele ser trágica y no perdona, aunque a veces sí, si la suerte juega a favor del siniestrado. En 2011, el senador provincial bonaerense por Unión-PRO Gastón Guarracino, de 43 años, murió en un accidente en el kilómetro 130 de la Autovía 2, cerca de la ciudad de Chascomús. El legislador, que viajaba solo, en sentido Buenos Aires-Mar del Plata, se estrelló contra el acoplado de un camión cargado de soja, y falleció en el acto. Esta semana, la irresponsabilidad de un conductor de Chascomús que cruzaba la autovía en un vehículo sin luces, casi provoca una catástrofe, que podría haberse llevado la vida de Vilma Baragiola, de Maximiliano Abad y Walter Alló, más conocido como “Wally”.

Destino peligroso II. Este hecho, al que las autoridades califican de siniestro, es la consecuencia de factores concurrentes, como la mala traza producto del respeto por el dibujo original de la antigua Ruta 2. La zona de Chascomús, no obstante, es particularmente compleja, con curvas y contracurvas en ambos sentidos, además de vehículos que cruzan de modo permanente a un lado y a otro, y pese al importante movimiento que se registra en forma permanente, no hay ninguna obra que pueda generar condiciones de cruce seguras ni para vehículos ni para peatones. Se juega todo el tiempo con la vida de las personas impunemente, en tanto se sigue dando la administración del peaje a empresas que sólo hacen caja.

De compras I. Esperó a que pasaran las elecciones. Fue, quizá, su único gesto prudente en años. Gustavo Arnaldo Pulti y su esposa Lucila Branderis adquirieron la que fuera vivienda del camarista Roberto Loustaunau. La adquisición se hizo notar en el contexto de fuerte retracción de la actividad inmobiliaria en la ciudad. La casa, en sí muy bella, fue diseñada y construida por la arquitecta “Luli” Aronovich, ex concejal de AM y ex esposa de Loustaunau, fallecida muy joven, hace unos años. La casa está ubicada en un punto meridiano del barrio San Carlos, que en breve tendrá nuevos y potentados vecinos, con custodia policial permanente.

De compras II. No debe extrañar a nadie que el matrimonio Pulti/Branderis salga de compras: sólo en salarios públicos acumulan un millón de pesos por año. La cifra final que Lucila reúne por la entrega de los montos de módulos de los concejales de AM es aún un dato por obtener. Pero se vienen vientos frescos para los cónyuges, ya que desde diciembre la cifra bajará fuertemente. Como es público y notorio, la espantosa elección de AM les quitó seis concejales, bancas que ahora ocupara la oposición.

Para pensar. Los políticos suelen agitarse al ritmo de la necesidad de dinero a disponer en las campañas políticas. En esta Mar del Plata urbe extendida pero con costumbres de pueblo, una buena historia personal suma más que la billetera. Casi sin recursos económicos, sin televisión, y sin grandes grupos militantes, la lista de Carlos Fernando Arroyo quedó a milésimas de obtener el segundo lugar en la consideración ciudadana.