Un cuento chino I. En tanto sigue funcionado un estacionamiento clandestino de vehículos en el puerto de Mar del Plata, más específicamente en el área de los silos -pese a haber señalado el interventor del consorcio portuario, Miguel Machinandiarena, que el mismo había sido clausurado-, la saga de las dragas chinas sigue dando de qué hablar. La partida de la draga china de succión Han Jun 4011 de nuestras aguas aumenta los interrogantes en torno a la obra que se realiza. Dicha draga partió el pasado jueves por trabajos en el puerto de Montevideo, Uruguay. En esta semana se deberá corregir la ubicación de la draga engrapadora Xin Hai Beng, y las barcazas Hang Bo 2002 y 2003. Esta nueva posición de trabajo llevará a que se deba diseñar un esquema de ingresos y egresos al puerto sólo de día y en horas precisas. Se habla de accesos a puerto cada tres o cuatro horas, lo cual va a complicar fuertemente el trabajo en las terminales portuarias. Las alternativas cambiantes revelan hasta qué punto se corre detrás de los acontecimientos, sin plan de obra ni objetivos claros.
Un cuento chino II. No es lo único que está en danza y discusión. A las críticas por el descarado negocio del estacionamiento ilegal que funciona en el área de los elevadores de granos, se debe agregar el recule de la intervención en su objetivo de elevar las tasas portuarias. Asimismo, no se firmaron aún los contratos con la empresa que trajo las dragas chinas, dado que todavía no se han cerrado los trámites de desaduanización de las mismas, y su situación legal es incierta. Sin plan de trabajo, sin contrato, sin certeza en cuanto a lo que se puede esperar en materia de calado final obtenido del accionar de estos ingenios.
En este esquema, el pultismo volvió a mentir en relación al ingreso del pequeño crucero Ocean Diamond, que tal como señalamos la semana anterior, debió amarrar en condiciones muy precarias para desembarcar ciudadanos chinos que llegaban tarde a su vuelo en Ezeiza.
A propósito del crucero, la vicepresidenta del Ente Municipal de Turismo de General Pueyrredón (EMTUR), Valeria Méndez, fue quien dio la bienvenida a esta embarcación en la zona de la aduana del puerto local. “Esta visita fue por un recalado no programado, ya que el barco, que había zarpado de la Antártida y luego visitó Ushuaia, seguía camino a Buenos Aires para culminar en Uruguay, pero decidió hacer la escala en Mar del Plata porque había tenido un retraso”. Méndez tuvo que poner la cara luego de que Prefectura y Capitanía de Puerto se negaran, pese a los llamados histéricos del intendente Perogrullo/Cospelito, que exigía que el navío amarrase en la terminal de cruceros, que sigue invicta.
Citas y operaciones. Sigue el jury al juez Pedro Federico Hooft, y se van dando situaciones que ponen en contexto la burda situación creada por el que ya muchos reconocen como “narcoabogado” César Sivo. Un capítulo aberrante fue el que se vivió en ocasión de declarar el ex policía Marcelino Blaunstein, acusado por acciones criminales en la década del ochenta por Hooft, acusado de crímenes de lesa humanidad y sentado en el banquillo en los Juicios por de la Verdad capítulo Mar del Plata. En esa ocasión, Blaunstein fue absuelto, pese a que como integrante de la querella, César Sivo requiriera para él veinte años de prisión efectiva. Volviendo al presente, la declaración de Blaunstein fue tan insólita, que llevó al defensor de Hooft, Granillo Fernández, a solicitar se le procese por falso testimonio. En la alcabala donde estuvo retenido hasta que el tribunal, piadosamente, decidió dejarlo en libertad, Blaunstein derramó lágrimas al borde de la convulsión. Luego, para consolarlo, César Sivo, quien le había pedido en el juicio en Mar del Plata dos décadas de reclusión, lo acompañó hasta un bar en Avenida 13 esquina 48. No es que todo cambia: con Sivo todo se adapta convenientemente, en particular la verdad.