Malas lenguas 909

Una de estafadores. Corría por las redes sociales, y dio lugar a una solicitada del Colegio de Técnicos de General Pueyrredón. El tema venía con baja intensidad mediática por cierto, hasta que uno de los damnificados llegó a este medio con el pedido de contar su drama y el de otros cientos de estafados por el maestro mayor de obras e inspector municipal Pablo Aquino. El mencionado les cobró cientos de miles de pesos por obras y acciones no concretadas para sus viviendas del plan PRO.CRE.AR. Un atorrante, delincuente vil que ha gozado de las ventajas del cerco informativo que la plata municipal crea para favorecer la impunidad de estos perversos actores sociales.

El cerco. Hace 25 años, Noticias & Protagonistas acuñó el concepto de “romper el cerco informativo” como una idea-contrapeso del poder de Florencio Aldrey Iglesias, quien desde el multimedios La Capital ha jugado por décadas a ser el personaje todopoderoso que decidía quién entraba y quién salía de la escena política de la ciudad. El cerco hoy está ampliado a los canales 8 y 10, y a medios digitales que se someten al poder de la billetera municipal alimentada con las tasas que pagan los contribuyentes y usa de manera fraudulenta el intendente Perogrullo/Cospelito. A días de la elevación a juicio de la causa en la que se persigue penalmente a Adrián Alveolite, los medios del cerco informativo no publican una línea, no citan un título al respecto. Nada, sólo silencio.

Abandono de persona I. El abrazo que Guillermo Schütrumpf impulsó en torno al HIGA trajo visibilidad política y social al drama de la salud en Mar del Plata. Con el cierre del EMHSA y el sanatorio Belgrano, la situación ha tornado crítica. Un mendaz Alejandro Collia había dicho que el sistema respondió bien a la demanda surgida del cierre de estos nosocomios; se ve que no le reprogramaron un estudio de salud para abril o mayo, o que no lo dejaron en camilla de traslado en un pasillo por días, como ocurre en cada jornada. En el HIGA hay sólo dos quirófanos con sistema de anestesia, no hay equipo laparoscópico, y la falta de higiene es tan tremenda que las posibilidades de contraer una grave infección intrahospitalaria supera el treinta por ciento. Gente que llega en condiciones suficientes de nutrición, después de su internación, se marcha del HIGA desnutrida. Un abandono de derechos humanos básicos es-pe-luz-nan-te.

Abandono de persona II. Y además, todo podría empeorar. La situación del Hospital Privado de Comunidad es compleja: todo está pegado con cinta y atado con alambre. La fundación médica que administra el hospital les paga a los médicos residentes ocho mil pesos por mes -un recolector de residuos gana aproximadamente el doble- y afirma no poder aumentar esos salarios porque ya se les quita a los médicos un porcentaje para pagarles a los residentes. Cabe mencionar también que los residentes deben contratar por su cuenta y riesgo los seguros por malas praxis, ya que el nosocomio tampoco se hace cargo del rubro frente a una contingencia de ese tipo. Algo pésimo en la salud en Mar del Plata, y no hay a la vista nadie que se haga cargo de la situación.