Malas lenguas 943

El padrino I. Conocido es que para acceder a un cargo judicial, por más exámenes que haya que rendir y por más Consejo de la Magistratura a la hora de la elevación del pliego al Senado y de allí a Presidencia de la Nación, hay que tener padrino. Es el caso -y no el único- de Daniel Adler, fiscal general de cámaras, quien llegó a dicho cargo en medio de fuertes presiones por parte de organizaciones de derechos humanos, las cuales se acallaron de un momento a otro. Los rumores, alentados por el mismo Adler, sostenían que había llegado al cargo en acuerdo con el narcoabogado César Sivo.

El padrino II. En el denominado Juicio por la Verdad -que llevara a cabo el mendaz trío integrado por Falcone, Portela y Parra-, declaró Carlos Enrique Petroni, ex dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Petroni admitió haber estado tres años (entre 1975 y 1978) en la clandestinidad y luego emigrado, para retornar al país en 2005, presentándose en 2007 como querellante en la causa n° 6511 caratulada “López Rega, José y otros s/ asociación ilícita”, en la que se investigaban los delitos de lesa humanidad cometidos por el grupo paramilitar Alianza Anticomunista Argentina. Allí dejó en claro la íntima relación de los integrantes de ese grupo con el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, fundador en 1973 de la Juventud Sindical Peronista. Vincula a esa agrupación política, ideológica y operativamente con otros grupos, como la Concentración Nacional Universitaria, que desembocarían en la Triple A. Un momento complejo, que llevó a Moyano a los brazos del actual fiscal de cámaras.

El padrino III. Ante la caballada de Petroni, Hugo Moyano comenzó a gestionar la rosca para salir del paso ante tan tremenda acusación. Fue su amigo y ex consejero legal Hugo Trogu quien le aportó una salida, vinculándolo con Daniel Adler para, llegado éste a la Fiscalía General de Cámaras, tener un operador de la causa y así salir airoso de tan tremendo embrollo. ¿Petroni? Desapareció de la escena al tiempo que Adler asumió el cargo. Qué muñeca para ese reloj, papá…

Irritación mayúscula. La que se da entre los vecinos, al advertir en este y otros medios la foto del fotógrafo Christian Heit que expone la imagen del cartel identificatorio del nuevo espacio comercial en la vieja terminal con el nombre “Paseo Aldrey”. Las citas a Cospelito y su partida de esta aldea son irreproducibles.