Qué momento I. El que atraviesa la gestión en estos momentos con cambios ocurridos y otros por ocurrir. Nuevo secretario de Producción, novedades en materia de manejo económico en conflicto con Provincia y Nación por partidas que no llegan en tiempo y forma. Un tema que puede tener un capítulo fuerte, por los fondos para educación que Esteban Bullrich condiciona a que el intendente Carlos Fernando Arroyo se reúna con él en persona. Algo casi propio de eras feudales.
Qué momento II. El que vivió un testigo en la causa por los delitos denunciados por el secretario de Hacienda en la Fiscalía de Delitos Económicos, al escuchar del jefe de los fiscales de la Fiscalía 10, Roberto Javier Pizzo, que su batalla contra la corrupción era como presenciar un partido entre Aldosivi y el Bayer Munich, es decir, ninguna oportunidad de un éxito. El funcionario salió con reflujo gástrico del impacto emocional que le provocó la confesión.
Enojos menores. En la conferencia de prensa que dio el ministro del Interior Rogelio Frigerio en Casa Rosada para anunciar el subsidio al transporte del interior -lo que incluye a Mar del Plata-, en representación del intendente Carlos Fernando Arroyo estuvo su yerno, Mauricio Loria, acompañado por su fiel escudero Hernán Tillou. Tillou conduce a Loria a todas partes, sumando kilómetros (¿será por los puntos?), lo que provocó enojos entre el secretariado comunal. Tanto barullo por la nada misma hizo que la buena noticia de la inclusión del transporte local en los subsidios evite un nuevo aumento de la tarifa. Barullo sin sentido, como si la presencia del dúo Loria/Tillou fuera a figurar en algún libro de historia.
Amenaza novedosa. Por más de veinticinco años, Florencio Aldrey Iglesias manejó la política lugareña y por medio de ella los asuntos públicos de la ciudad. Hoy vierte amenazas, pero de diferente cuño. Hace saber que si la situación sigue así, esto es, sin poder manejar al Intendente y al Concejo Deliberante, está dispuesto a vender todo e irse de Mar del Plata. La versión gana fuerza entre sus acólitos, amoscado como está luego de haber quedado fuera de la contratación hotelera para la cumbre de seguridad que organizó el ministro Ritondo.
La furia. Tremenda iracundia transitó don Flo al enterarse de que el veto del intendente Carlos Fernando Arroyo evitó que la cumbre de seguridad se concretase en el Hermitage o el GHP. El mensaje a La Plata fue cortito y claro: “Si lo hacen en los hoteles de “el Gallego”, el Intendente no concurre”. Final, y furia del hombre que dice que en sus hoteles hay dos veredas, una para imprimir las manos y otra para arrodillarse a pedir disculpas.