O el año de la debida transparencia. En ocasión de la celebración de la Navidad, el intendente Gustavo Arnaldo Pulti se mostró en un hogar de contención llamado “El campito”. Allí peroró sobre el sentido de la fecha y, como si de una pastoral se tratara, lanzó: “Hay que tratar de estar juntos, de amar al prójimo, de privilegiar los valores que nos unen y cultivar la esperanza. Podemos tener opiniones diferentes, pero los valores forman parte de un campo más profundo del ser humano. Hay que privilegiar el sentido de unidad por sobre esas diferencias que a veces pueden ser circunstanciales”. Bellísimo, si fuera algo que el dicente pudiera sostener en los hechos.
Estar juntos es algo que el ser social hace per se. Amar al prójimo es una conducta deseable que el gobernante debería expresar en sus actos. En los hechos, la distancia entre la palabra y lo que ocurre es tan notoria, que ciertamente irrita.
Perdida la elección abrumadoramente, Pulti no cede, y mantiene el rumbo desaprensivo en el manejo de la cosa pública. En las últimas horas, el HCD rechazó un pedido efectuado por el Ejecutivo para dar lugar a un nuevo boliche bailable en el complejo “La Normandina”. El informe, que llevaba la firma de Adrián Alveolite, hacía tabla rasa con el propósito designado para esa unidad fiscal en el pliego de licitación; con los votos de la mayoría automática, hubiera estado aprobado contra todo sentido común.
Se dijeron dos cosas sobre el rechazo: “se terminó la mayoría automática” (UCR) y “es una vergüenza el pliego que envió Alveolite sobre La Normandina” (Carlos Arroyo). Sin embargo, donde hay que prestar atención a lo lejos que están las palabras de los hechos, es en esa frase de Pulti de que los valores forman parte de un campo profundo del ser humano. Reitero, bellísimo concepto, “bergogliano” ciento por ciento. Pero veamos la realidad. Pulti designó en Comercio e Industria a Juan Blas Taladrid, lo que los medios de corte y pegue señalaron como hecho a la medida de tal designación. El cargo es un premio por el aporte de la UCIP a la campaña de Acción Marplatense en la pasada campaña electoral. Generoso, por cierto, si no fuera que la retribución se hace con fondos públicos.
En relación al vínculo Pulti-UCIP, queda claro que hay una persistente malversación de fondos públicos. Dice José Reynaldo Cano al respecto: “Entiendo por malversación la utilización del dinero del Estado en cosas diferentes a las que iban destinados y para lo que fueron recaudados”. Y puntualiza: “Estas leyes permiten que el Municipio de General Pueyrredón malverse sistemáticamente los fondos del fondo de promoción turística, tasa de reciente creación, sugerida entre otros por la UCIP.
“La UCIP -señala Cano- tiene representación en el directorio del Ente de Turismo, sin embargo, la institución no hace ninguna referencia a la malversación, menos a su solución. Al 31 de octubre de 2013, la malversación alcanza al 50,6% de lo recaudado. Se recaudaron al 31 de octubre de este año $ 26.038.788 y se remitió al Emtur a la misma fecha $ 12.845.000. Será por eso que obra en mi poder un borrador de decreto por el que se le asigna a la Unión del Comercio, Industria y Producción un subsidio por $ 1.872.000 para contratar a los gerentes y coordinadores de acuerdo a los contratos que la UCIP formalice”.
La apropiación de la renta pública poco y nada tiene que ver con diferencias circunstanciales. Tiene que ver con una diferencia de fondo entre lo probo y lo que no lo es. 2014 debería ser el año de la recuperación de la probidad, avasallada hasta aquí por una coyuntura política que dio la oportunidad al mayor despojo de recursos públicos que jamás haya visto esta comunidad.