Para Jorge Ferro, asumir como juez federal en Azul en 1976 debió de haber sido todo un logro en su vida: ese momento de gloria personal lo marcó para siempre.
El inicio del denominado Juicio por la Verdad -que debió procurar la Cámara Federal que hoy Ferro integra, y quedó en manos del Tribunal Oral Federal- inició un camino tortuoso que el próximo viernes lo pondrá de una vez por todas frente a su pasado, momento que tanto ha hecho para evitar. Ese día se constituirá en la Cámara Federal un jurado integrado por Leopoldo Schiffrin, juez federal de La Plata; Bernardo Bibel, juez federal de Necochea, y un tercer magistrado aún no designado, que tendrán la responsabilidad de resolver la recusación de Jorge Ferro planteada por el ex fiscal federal del gobierno constitucional de Isabel Perón Gustavo Modesto Demarchi.
Se llegará a estas instancias por las diferencias surgidas entre los jueces federales Alejandro Castellanos y Santiago Inchausti, que se pasaron uno a otro el resolver una presentación de Demarchi referida a su secuestro en 1977 por parte de fuerzas operativas clandestinas dependientes de Ramón Camps. De hecho, la necedad de Gustavo Demarchi impidió que su secuestro fuera letra impresa en la edición Mar del Plata del “Nunca más”, dado que le había referido la circunstancia a su jefe de prensa en la campaña electoral de 1983, en la que fue candidato a intendente por el PJ.
Gerardo Gómez Muñoz, quien por entonces manejó la prensa de Demarchi, fue quien me puso al tanto de la historia. El párroco Enzo Giustozzi, a quien acompañé en la APDH por aquellos años, se interesó en ese testimonio, y con el propósito de darlo a conocer, concurrimos a su despacho parroquial en Don Orione. No fue una reunión fácil: Demarchi siempre fue reluctante a todo lo relacionado con la Iglesia, y tenía una cuota de fastidio evidente. Luego de algunos prolegómenos, detalló su secuestro, cautiverio y datos de su liberación. Demarchi se negó a que su testimonio fuera incorporado al “Nunca más”, pero la infomación entonces proporcionada le sirvió a Giustozzi para establecer, junto a otros testimonios, que en Batán había existido un centro de detención clandestina operado por la policía de la provincia de Buenos Aires.
Pasados los años, el ex juez federal de Azul, Jorge Ferro, y el ex fiscal federal del gobierno de Isabel Perón, Gustavo Demarchi, se enfrentarán para dirimir sus verdades. Esto es así porque al negarse Ferro a apartarse en el expediente iniciado por Demarchi requiriendo que se incorpore su secuestro en la causa CNU, éste lo recusó, dando origen así a esta audiencia del viernes 23, destinada a marcar un antes y un después en muchas cuestiones vinculadas al presente del Poder Judicial federal de la ciudad.
Ese día se ventilará el rol de Ferro en la “causa Labolita”, el rol de Demarchi en la designación de Ferro como camarista federal, y un conjunto de interrogantes que han impregnado la pésima aunque por momentos connivente relación de estos dos hombres durante de más de veinte años. Jorge Ferro siempre alegó tener nada que ver con la desaparición del militante político Carlos Alberto Labolita. También niega, entre otras situaciones, la intermediación de Demarchi en el Senado para aceitar su pliego de ascenso a camarista federal. Estos son dos de los ítems que estarán en debate; Gustavo Modesto Demarchi estará presente por videoconferencia desde la prisión de Marcos Paz, donde se encuentra detenido.
No se dirime una excusación. Se dirimen verdades y responsabilidades históricas que, dada la enjundia del juez Schiffrin, van a salir por fin a la luz.
A Jorge Ferro y a Gustavo Modesto Demarchi les cabe una reflexión por igual: las decisiones del presente marcan la línea del futuro y establecen las responsabilidades del pasado, una fina línea que marca la diferencia entre absolución y castigo.