Casas de la provincia, sueños de faraón

Escuelas destruidas y hospitales sin recursos, con las guardias saturadas por la falta de médicos y equipos sin reparación ni reposición: una prieta pintura de lo que pasa en la provincia de Buenos Aires, a lo que hay que sumar una inseguridad rampante que, además de atentar contra los bienes de los ciudadanos, se lleva constantemente vidas.

Ante estos problemas la administración provincial dice que no hay dinero. Que primero, obvio, fue por la pandemia, y que ahora es por la guerra en Ucrania o por el acuerdo con el FMI. Sin embargo, para algo sí hay dinero, para el proyecto faraónico e innecesario con la marcada impronta soviética de Axel Kicillof: la construcción —en 134 de los 135 partidos bonaerenses— de las denominadas «Casa de la Provincia» a un costo mega millonario.

El proyecto, que apenas ameritó tibias críticas, va de la mano de la indiferencia de los legisladores por el padecer constante de los bonaerenses, afectados por las deficiencias profundas en la prestación de servicios esenciales, desatendidas por un gobierno provincial ineficiente. Por ejemplo, se conoció hace poco la muy válida preocupación del senador Andrés Di Leo por la decisión de habilitar el uso de tarjetas de crédito y débito en la salas de juego; pero, al respecto de este proyecto, ni el legislador bahiense ni ninguno de sus pares ha dicho nada.

Según el gobierno de Kicillof, las Casas de la Provincia servirán para descentralizar servicios del Registro Provincial de las Personas, del Instituto de Previsión Social, de IOMA, de ARBA, del Patronato de Liberados, además de contar con delegaciones de los ministerios de Trabajo, Educación y Mujeres, entre otras. ¿Lo que va a suceder en realidad? Se van a tener que reunir en un mismo lugar los que van a firmar el libro de libertad provisional con los que van a discutir un tema laboral, con los que tienen que ir a pagar un impuesto y con los que necesitan una orden del médico, todo esto en plena era digital: un despropósito.

Sin embargo, ahí va. Se anunció el inicio de la construcción de la Casa de la Provincia en Mar del Plata. La gacetilla señala que estará emplazada en el barrio San Carlos, en un predio que pertenece al área de Vialidad. Como mínimo, le va a quedar a trasmano a tres cuartas partes de los habitantes del partido de General Pueyrredon. Ante esto, silencio. Nadie dice «esta boca es mía».

Presentado con gran pompa oficial, el presupuesto para la construcción de esta sede local es de $267.897.652. Sí, sólo para la de Mar del Plata. Claramente, plata hay, el tema es en qué se gasta el dinero que proviene de los recursos tributarios de los que dispone la provincia.

La semana pasada, dos ediles del Frente de Todos se hicieron presentes las seis de la mañana en una de las salas de atención de salud primaria municipales y constataron lo obvio: que los vecinos deben ir a horas inclementes a esperar un turno para ser atendidos, entre otras graves falencias.

Está muy bien. Esta semana, deberían darse una vuelta por el HIGA.