Contagio

Desde que arribó al despacho comunal, fruto de los errores políticos y de la mayor torpeza imaginable por parte de quien detentara la anterior conducción de la ciudad, Gustavo Arnaldo Pulti hizo de anunciar, la esencia de su presencia en el Ejecutivo comunal.

Todos los días un anuncio, si es posible dos, y si hay margen, tres. Así, a diario se anunciaban obras en el área de salud, en Transporte y Tránsito, o en materia de acciones urbanas. Pero resulta que el relato se deshace al calor del paso del tiempo.
La denuncia de la ONG La Alameda, que lidera Gustavo Vera, deshizo el relato del nuevo predio de disposición final de residuos, que no es más que otro basurero infame en el que unos 100 niños buscan en los desechos su sustento diario. Para el Ejecutivo, representado en el director de Derechos Humanos José Luis Zerillo, los menores están allí “porque de algo tienen que vivir”.
El sector de la salud, que era algo así como el portaestandarte de la gestión, sólo puede exhibir la foto del CEMA. No hay insumos; los profesionales que emplean allí comparten su horario establecido trabajando en instituciones privadas. Un turno para Cardiología puede tener hasta 90 días de espera.
Actuando como si la ciudad no fuera un todo, el intendente jamás habla o se ocupa del HIGA, hospital que impacta en una región con más de un millón de potenciales pacientes. Quien sí lo ha hecho es el titular de la CGT local, Pedro Fernández, quien cuando menos ha logrado que el impresentable ministro de Salud de la provincia, Alejandro Collia, venga a la ciudad en tres ocasiones durante el último mes a poner la cara ante problemas tan viejos como acuciantes.
Esta semana, el concejal José Reynaldo Cano avanzó en destapar el despilfarro y malversación de recursos públicos que GAP y los suyos llevan adelante hasta ahora impunemente. Una gestión que no paga los sepelios a desposeídos desde 2010, destina  200.000 horas extras a la Secretaría de Gobierno para tareas que nadie puede justificar. Hay todo un segmento del funcionariado que se reparte millones por año en horas extras que no cumple.
Cano evalúa la cifra de pagos impropios en horas extras en unos 30 millones de pesos por año. Es tan contundente el dato, que los habituales expositores de AM en los medios callan, mediática y políticamente. Es obvio aquí que “el que calla, otorga”.
Lejos de la vocinglería que caracterizaba a AM en cada ocasión que debía tratarse un pedido de excepción en materia constructiva, Pulti firmó hace días una autorización enviada al Concejo Deliberante para otorgar un piso más a la constructora Dumbledor en el edificio ubicado en Avellaneda y Sarmiento.
Silencio absoluto. Nadie escucha una frase impropia. Será que ahora la excepción, que ya es regla, no es corrupción. Si lo impulsa otro, es una práctica oscura; si lo hacen Pulti y los accionistas marplatenses, es a favor del trabajo y la ciudad.
Pero todo relato tiene un límite: la realidad. Esta semana hubo una gigantesca movida en los medios de corte y pegue para dar a mis aseveraciones sobre el fracaso de la temporada un mentís políticamente correcto. Un absurdo, porque todos saben que hay quebrantos, y que se verá en los cheques rechazados, los impagos por venir y los cambios de valores a un costo financiero alto que la economía propone hoy. No aprenden. Relato, sólo relato.