Aquel entusiasta y disciplinado intendente que militó la cuarentena estricta ante las cámaras al son del hit “te estoy cuidando”, comenzó a virar en su actitud cuando comprobó, en los números, que la destrucción del tejido económico de la ciudad es pavoroso. Los datos del INDEC, correctamente leídos, llevan la desocupación a 41 puntos.
La primera reacción fue correr a Montenegro e intentar separar su figura de las restricciones y prohibiciones que dictó la provincia en el marco de la pandemia. El acting de “te estoy cuidando” fue reemplazado por la tierna imagen de los perritos rescatados por zoonosis o las habituales recorridas por frentes de trabajo del EMVIAL.
En tanto, la provincia reconocía 3500 muertos que nadie sabe aún cómo, cuándo y de qué fallecieron, aunque todos son atribuidos al coronavirus. Daniel Gollán —el mismo que anunciaba en 2015 que, de ser presidente Mauricio Macri, los pacientes de cáncer quedarían sin asistencia pública, y que hoy los mata por indiferencia, ya que la provincia no los provee de sus medicamentos—, opina que Mar del Plata, por tres semanas, debería volver a un esquema de circulación nula. De ahí viene la escalada que se escenificó en el diario La Capital mostrando la evacuación de un paciente en avión sanitario desde la ciudad a un nosocomio del Sindicato de Camioneros, aduciendo la falta de camas en el Hospital Modular y en el Regional, apenas horas después de que Viviana Bernabei señalara que la ciudad tiene un nivel de ocupación de camas covid de entre un 55 y un 60%.
Un rato más tarde, el presidente de FECLIBA, Jorge Soria, apuró un comunicado en el que afirmó: “los relevamientos permanentes que se hacen en clínicas como la Pueyrredón, la 25 de Mayo, la Colon, la Clínica del Niño y la Madre, se acusa una ‘ocupación total’ a lo largo de las últimas tres semanas, pese a la vigencia de las restricciones durante la fase 3 de la cuarentena”.
Circula un audio —otra pieza del acting de Montenegro— en el que, con lenguaje tropero, afirma que lo publicado en La Capital es una operación para hacerlos quedar mal. Imagino que el plural involucra a Alejandro Rabinovich, su inquieta mano izquierda, quien asumió en estos días ser la cara de las noticias que desnudan la destrucción económica de la ciudad.
Provisto de data ficcional desde Valencia, un escriba de la manzana de las sombras aventuraba: “burdo carpetazo, no se sabe quién pago el viaje, objetivo: avanzar a zona uno y preparar denuncia penal contra los funcionarios”. Horas después, comenzaba a circular este audio tropero en el que Montenegro dice: “¿cómo no vamos a saber que no hay camas y que hay alguien debe ser trasladada fuera de la ciudad?”.
Esto pasa por creer que la realidad de la ciudad se teje en ámbitos o círculos de poder, que dan apaño, si hay pago suficiente. Enterarse por La Capital de que arribó un avión sanitario, y que trasladaron una persona sin intervención del SAME, es un mensaje elocuente. Cría cuervos…