Esta semana —el 30 de octubre más precisamente—, la administración presentará en tiempo y más que en debida forma el presupuesto para el año fiscal 2019. Presupuesto que tendrá, amén de la novedad de ser presentado tal como indica la ley provincial, un detallado programa financiero que impone tener cuentas en equilibrio, algo que no ocurre en este municipio desde hace más de 25 años.
La Secretaría de Hacienda ha trabajado a destajo para cerrar los números en tanto relojea el escenario, con el Concejo Deliberante en pie de guerra con la administración por una serie de reencasillamientos que llevan a las medidas de fuerza de más larga data jamás conocidas en gobierno alguno en la ciudad.
En este conflicto hay de todo, como en botica: interés de los que piden el reencasillamiento que alegremente había concedido el presidente del Concejo Guillermo Sáenz Saralegui; interés de los opositores, que prenden una vela a ver si el conflicto trepa y la sociedad se pone de punta con el intendente; y al cada día menos querido en la corporación deliberativa Hernán Mourelle, se agrega la dilación en votar el leasing con el Banco Nación para la adquisición de maquinaria vial. Este leasing es clave para acelerar la marcha de los trabajos viales que de modo importante están cambiando la calidad de vida de los marplatenses en los barrios de la ciudad.
En esta trifulca de intereses contrapuestos, apareció una novedad de impacto. La revelación de la revista La Tecla, en su versión marplatense, que logró un imposible: el detalle de recursos de cada concejal (ver N&P sección Actualidad) unido al detalle de los nombres de los beneficiados con el pago de módulos, primando hijos, hijas, novias y esposas, lo que ha llevado a la edil González, de la Coalición Cívica, a presentar un proyecto para terminar con el nepotismo en el Concejo Deliberante.
El bloque de Acción Marplatense, con dos ediles, le impone al erario público de los marplatenses $617.000 pesos mensuales sólo en módulos –lo que incluye a Lucila Branderiz, esposa de Gustavo Pulti, entre otros-. El bloque de Un País, con Ciano y Morro, se lleva una pasta también: reciben de la sociedad $584.000 por mes en módulos. Como nadie está fuera de esta fiesta, el bloque de la Coalición Atlántica llega a superar los $800.000 mensuales, y el de la UCR supera el millón trescientos mil. El edil Bonifatti, Volponi (unibloque PRO) y Carrancio oscilan entre los 250 y 300.000 por mes. Sáenz Saralegui emplea a buena parte de su familia, tiene módulos propios por casi 400.000 pesos, y los números de Unidad Ciudadana están en el mismo orden que los anteriores.
Mucha plata para nada: no presentan proyectos —salvo de declaración—, hace un mes que no sesionan y piden más plata aún. Si creen que el debate y mantener paralizado el Concejo Deliberante perjudica al Ejecutivo, marran la letra y el tiempo. Lo señaló hace unos años Raúl Alfonsín: “los parlamentos públicos se están constituyendo con el dinero del pueblo en constructores de una nueva oligarquía”. La evidencia está sobre la mesa.