De la verdad y las conveniencias

La semana que concluye ha sido la peor para la gobernadora María Eugenia Vidal desde su aparición en la escena del poder. Con una caída en imagen que sus acólitos explican como el efecto arrastre que provoca la caída de la imagen presidencial, por primera vez, el impacto político de acciones disvaliosas lo recibe Vidal de manera directa: apareció el cisne negro que provoca un hueco en el muro de indemnidad de quien hasta ahora era el dirigente político de mejor imagen nacional.

Hay una historia cierta aquí, que no debe ser soslayada: han utilizado los padrones para articular ingresos de campaña que no podían o no querían exponer. Han utilizado los nombres de los dirigentes de su propia coalición para ocultar los aportes de empresas o grupos económicos que no querían dar a conocer. Creyeron que siempre estarían bajo el manto de protección blindada que ofrecía la imagen impoluta, pensada y trabajosamente construida de Vidal desde que llegó al equipo de Mauricio Macri en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero se equivocaron.

Es un clásico que ante un problema hay que buscar culpables y huir hacia adelante. El equipo de Vidal —Federico Salvai y sus operadores de medios, Mariano Mohadeb y Fabián Perechodnik— eligió culpar por la difusión ampliada del tema al enemigo interno: señalaron, con la impudicia que los caracteriza, al intendente Carlos Fernando Arroyo. En un artículo publicado por el diario Clarín, indicaron que Arroyo negó haber aportado a la campaña 50.000 pesos porque está presionando a la Provincia para que le envíen 100 millones de pesos para pagar sueldos, y hasta abundaron señalando que se había armado un acto para permitir las preguntas que llevaron a dicha respuesta y así nacionalizar la situación.

Los hechos denunciados por “El Destape” —de entraña kirchenerista— son ciertos: datos verificados y verificables matan cualquier descalificación del mensajero. El intendente de Patagones, José Luis Zara, consultado por medios de su localidad, también negó haber aportado la suma que se le atribuye en la presentación de la rendición de campaña. Ergo: si un pecado tiene lo afirmado por el intendente Arroyo es su predicamento, que transformó un tema que fluctuaba en un nivel secundario de comunicación en pregunta obligada en la última conferencia de prensa que dio el presidente Mauricio Macri en Olivos.

En cuanto a la afirmación de Federico Salvai de que el intendente Arroyo reveló la inexistencia de esos aportes a la campaña porque necesita plata para pagar los sueldos, es una completa y total mentira. Mar del Plata es el único municipio de 135 en la Provincia que paga salarios el día 1 de cada mes sin auxilio provincial o utilización del descubierto bancario.

Lo que no pudo negar Salvai de ningún modo es que Arroyo dijo la verdad. Y que la disputa por los 100 millones es una controversia extorsiva que llevan adelante Joaquín de la Torre y el propio Salvai para limitar la independencia de Arroyo, un tema que expuse en detalle en este mismo espacio bajo el título “No son los 100 millones”.

La dama ha quedado en jaque, y no es mintiendo groseramente como la van a salvar.