La palabra resonó fuerte: “traición”. El dicho se escuchó en toda la dirigencia: “Roma no paga traidores”. El más cuidadoso fue el propio afectado por el acto político en el Nuevo Ostende, que buscó introducir un nuevo tiempo político en la ciudad anunciando que “es el tiempo de Montenegro”. Carlos Fernando Arroyo, ante la pregunta en la 99.9, señaló: “a mis funcionarios sólo les pido que sean útiles y correctos en la función asignada, después que se junten con quien quieran”.
En la misma entrevista no sólo reafirmo su intención de postularse nuevamente, sino que muy seguro de sí mismo aseveró que va a ser reelecto. Eso sí, cuando le consultaron por modificaciones en los términos de la elevación del pliego para la presidencia de OSSE, quedó claro que el nombre de Emiliano Giri ya no es de la partida, ni del interés del Intendente.
La candidatura de Montenegro, que es un juego baladí en sí mismo, tiene ahora un agravante: en el programa Odisea Argentina —que se emite desde el canal La Nación +— se aseveró que hay escuchas en las que narcos (no los identifican) se congratulan en diálogo con policías bonaerenses (no los identifican) de la llegada —así se afirmó— de Montenegro en reemplazo de Crhistian Ritondo al Ministerio de Seguridad bonaerense.
La afirmación en un medio como La Nación de por sí debió mover el aparato político comunicacional de María Eugenia Vidal para negar, afirmar que se trata de una operación, exigir la escucha, que se diga en qué causa, con qué habilitación jurídica se generó la misma, etc. Nada. Sólo ominoso silencio.
El fragmento de la explicitación periodística de la escucha de marras corre por las redes como rayo al tañir de las campanas de un escenario político en el que los jugadores, claro está, están dispuestos a todo. En una extensa y destacada entrevista en Ámbito Financiero, Vilma Baragiola delineó sus alianzas ante el escenario de la PASO local. Apuntó a ir por la reivindicación de los docentes municipales y reivindicó a los ex intendentes radicales Roig, Aprile y Katz Jora como parte del legado que busca representar.
Bien por ella como persona. La lealtad es un bien y un mérito, nunca un oprobio, política y humanamente. Eso sí, asume todo el capital negativo que el marplatense promedio adjudica a estos mismos actores en la entrega del patrimonio público a Aldrey Iglesias y el deterioro de las cuentas públicas a manos de las concesiones por treinta años al sindicato de municipales.
La caducidad de la concesión del hasta hoy conocido como “Paseo Hermitage”, la dura batalla por no pagar sobre valores a los docentes municipales, y el ordenamiento administrativo que trajo paz social a la ciudad, reflejan dos modos de ver Mar del Plata. Una, desde dentro del Palacio y a favor de los sectores concentrados, y otra a favor del vecino de a pie, el sujeto del común que está harto de pagar la fiesta que viven unos pocos.