Si Mar del Plata fuera zona sísmica, y dependiéramos de Gustavo Arnaldo Pulti y su Consejo de Contingencias Meteorológicas, estaríamos todos muertos. En septiembre de 2013, y luego de eventos climáticos adversos -una gigantesca pedrada que cayó sobre la ciudad destrozando vehículos y propiedades-, con la entusiasta colaboración de Marcelo Artime -entonces secretario de Gobierno-, la Comuna contrató a Pedro Mazza, Luis Osvaldo Viera, Alejandro Benavídes y José Javier Merlos para diseñar y desarrollar un plan de contingencias meteorológicas que provea detallada información sobre eventos extremos, a los efectos de evitar o paliar potenciales daños a la vida humana y a la propiedad.
En el expediente de marras, al efecto de dar lugar a las contrataciones Nº 1835-D-2014, se establece que para desarrollar su tarea, los designados deberán procesar información meteorológica propia, del Servicio Meteorológico Nacional, de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA, por su sigla en inglés), y otras fuentes o medios. Con esa vocación por el pintoresquismo, se decidió que el Consejo funcione en la torre tanque de OSSE, y desde allí emita sus alertas.
Claro está que todo esto es parafernalia mediática, mucha pirotecnia verbal, pero nada de asesoramiento profesional y de rigor, que es lo que hace falta. Para esta tarea, que se adjudicó por el régimen de contratación directa, se autorizó en principio una erogación de $288.000 para el ejercicio 2013, y el Ejecutivo ha solicitado un monto adicional de $120.000 para el presente ejercicio.
Desde que este servicio comunal de contingencias climáticas se formó que sostengo que hay en él una evidente estafa política. Era obvio que todos estos meteorólogos no podrían predecir con acierto nada propio: una cosa es entretener a una audiencia, radial o televisiva, y otra muy diferente brindar un servicio público. Los contratados por el intendente Gustavo Arnaldo Pulti tardaron once horas, luego de que el SMN declarara el alerta, en advertir y notificar de lo que ocurría en Mar del Plata. No menor es que el responsable de Desarrollo Social, Martín Aiello, estuviera en Capital Federal en un congreso de la Bancaria, entidad a la que pertenece y de la cual aspira a ser el próximo secretario general en la seccional local. Pero de su trabajo en la contingencia, nada.
La comuna tardó 24 horas en reaccionar ante el meteoro. Tal como es de estilo, inició con un comunicado, que en este caso se generó desde la organización guevarista que lidera Mario Puche, hoy uno de los grandes beneficiarios del erario público comunal. Desde la asociación vecinal Jorge Newbery se señalaba el reconocimiento del trabajo realizado por la cooperativa Juana Azurduy, comandante Chávez y el movimiento Atahualpa en el arroyo El Cardalito, “que hace que no nos inundemos más, ya que con las mismas lluvias, en otros años estábamos inundados”. Hay que decir que la sociedad de fomento Jorge Newbery y el movimiento social Atahualpa son una misma cosa, y por medio de la familia Puche articulan manejando el presupuesto participativo del cual Puche es el funcionario a cargo. Todo de una prolijidad…
Obviamente, los medios de corte y pegue de gacetillas replicaron eufóricos lo bien que estaba todo, en tanto los barrios al sur de la ciudad sufrían el impacto de la naturaleza con crueldad. Lo mismo pasaba en La Herradura y San Jorge, por debajo de la cota del Barrio Hipódromo, al cual, por orden de Pulti, según denuncia Alberto Mayo, le destrozaron la cancha del hipódromo usando maquinaria pesada para desviar cursos de agua en lo que el intendente consideró “tierra de nadie” .
Ni plan de contingencia, ni acción social, ni capacidad operativa. Sólo un eterno relato sobre lo acontecido, en la ilusión de que una foto de una reunión sesuda de comisión será tomada por el vulgo como la dirección que efectivamente garantice un nunca más en esta clase de sucesos. Es público y notorio que no será así.