Quedó claro que la propuesta de una policía municipal no es otra cosa que abrir una nueva conscripción de impuestos para seguir en las alegres carnestolendas de los gastos sin control. En ellos incurre el intendente Gustavo Arnaldo Pulti, desde que llegó al ejecutivo municipal.
El sistema de medios que asiste el corte y pegue de las gacetillas municipales de prensa no puedo ocultar los hechos, que quedaron develados por la exposición del propio Pulti. Él, en efecto, señaló que había conversado con el gobernador Daniel Scioli sobre la policía municipal, y que acordaron trabajar juntos en la temática policial. Pero la comunicación de GAP sobre la reunión escatimó la verdad.
Según se publicó en la gacetilla municipal emitida por “el sistema de mentiras municipales” (SIMM), el acuerdo sería para “a la brevedad coordinar las acciones con la policía bonaerense”. Es decir que lo que ocurrió en la reunión, en la que participaron el ministro Casal y el diputado Iriart, fue bien distinto.
La reunión fue tensa, en particular cuando se cruzaron fuertemente Casal y Pulti por cuestiones de quién nombraba o no a los funcionarios policiales en la ciudad. GAP acusaba recibo de una supuesta discriminación al no haber podido jamás nombrar comisarios en la ciudad. Pero eso no fue lo único. Quedó claro que la posición de la provincia es que la formación de una policía municipal en este esquema es inconstitucional.
Pero todo esto no es lo relevante. Acompañado por su patético staff -Ariel Ciano, Cesar Ventimiglia, el híperdesdibujado Marcelo Artime (¿alguien tiene presente que es Secretario de Gobierno?) y el charlista Alberto Binder- GAP reveló que lo que le interesa es la plata.
Son costumbres. De joven, por falta de dinero, él se hacía de cospeles de telefónica. Ahora, dispendioso, para llenar el bolso de sus acólitos como meretriz de moda, sube impuestos para este barril sin fondo que ya acumula más de 150 funcionarios, que nos cuestan algo más de $ 45 mil por mes. Ellos mismos nos están llevando a un fiasco económico que implica $200 millones de déficit reconocido, y $51 millones de fondos aplicados usados para gastos corrientes, léase sueldos.
La nueva gabela implica -como el propio GAP reconoció- embolsar $150 millones por año, que no debería aplicar hasta dentro de dos años más, por lo menos. Según reconoció el propio charlista Alberto Binder, solamente formar a los oficiales llevaría tres años. Luego, hay que poner esfuerzo en formar el personal de calle. Un interrogante: ¿cinco años más? ¿seis? ¿Cuánto?
Para ser claros: por más que Marcelo Saín, Nuevo Encuentro, y el abogado Alberto Bianchi digan que es constitucional, no lo es. Las interpretaciones retorcidas de la constitución no alteran la constitución. La que rige es la de la Provincia de Buenos Aires. No la de Santa Cruz, o Formosa. Y aunque GAP crea que tiene la suma del poder, él no es Néstor ni Cristina. Ni tiene la suma del poder, por más que la cadena de repetidores del SIMM le haga creer en una realidad que no es la de esta comunidad.
Lanzado a esta consulta no vinculante para el día 9 de junio, ahí nomás -a tiro de piedra- GAP cree que se lleva todo por delante, y que tendrá un sí absoluto y rotundo. Lo dice basado en encuestas que colocan el reclamo de seguridad al tope de las preocupaciones de la ciudadanía. Pero Pulti miente, y una vez más hace política y busca recursos sobre la sangre derramada. Impudicia sin fin, pecados sin perdón.