Final complejo

La ciudad no luce bien. Si bien el sector privado invierte en Mar del Plata —y es un gran logro, que nadie puede negar, está a la vista—, lo público está en crisis, mal.

Mientras el titular del EMVIAL, Santiago Bonifatti, afirma estar sostenido de manera infalible por su indestructible alianza con el actual intendente, el estado de las plazas, paseos y veredas en la ciudad ofrecen un triste espectáculo. Pero en este final complejo, ese no es el único desafío.

Nadie sabe bien qué pasa con los fondos afectados a la reparación de asfaltos que surgen de la gabela aplicada a la carga de combustibles, sólo que el 80% de las adjudicaciones terminaron en manos de la firma Pasalto —la empresa de Daniel Akalestos—, una eterna beneficiaria de los contratos públicos en la ciudad.

El final del ciclo de Montenegro al frente de la gestión local se está enrareciendo, y mucho. El fracaso de la licitación de la playa Acevedo trae un ruido político de órdago. Se trata de la unidad que, por años, explotó Raúl «el Ronco» Alconada, y en la que se permitió de todo por décadas, en perjuicio del patrimonio público.

La negativa por parte de la administración municipal a la participación del club Once Unidos de la licitación—aclaremos: no es una cuestión personal de Horacio Taccone, es la institución la que se presenta— hizo que creciera en torno a este tema el debate público. En respuesta, el concejal y presidente del club hizo una presentación con sensatos argumentos jurídicos y administrativos. Tenía el dato de que esa presentación le allanaría el camino. No fue así.

Por el contrario, recibió dos mensajes. Uno, político: que si le daban la razón a su presentación, se rompía el interbloque, ya que la UCR se abriría de la posición del actual oficialismo. El otro, es muy complicado: «O te dejás de joder, o movemos el juicio que el club tiene en la Corte y te fundimos, mal». Me suena mafioso, no sé a ustedes.

Pero eso no fue todo. Ya apartado el club y cualquier otra institución con similares características de la ciudad del tema, se dio un nuevo ukase que prohíbe ya directamente a cualquier otro concesionario presentarse a esta licitación. Uno de los interesados, preguntó el por qué. La respuesta fue: «no vengas a joder, porque te vamos a dar vuelta los papeles de lo que tenés y te vamos a hacer caer todas las concesiones». Mirá vos… qué boquita, y qué modos.

El problema para ellos es que el empresario en cuestión tiene el cuero más duro que hipopótamo del Nilo, y su respuesta fue: «Dale, revisemos todo. En particular, la concesión que le dio Pulti al Costa Galana, que no ha hecho un metro cuadrado de obra».

El acto de apertura de sobres de la playa Acevedo fue suspendido. La justificación: «en lo alto del palacio, hay un tema personal para entregarlo a un empresario determinado, y así, no se puede avanzar». Una cosa es darle una distinción —vergonzosa— a Coppola para agradar a alguien, y otra es este caldo agrio de mal olor. Nadie tiene tanto poder.

Deberían reflexionar que el poder, siempre se termina. Cristina bailará en el balcón, pero la tobillera, la tiene puesta.