La marrada de su staff de Cultura fue una gota que rebalsó un vaso. Hay otros que también están claramente rebalsados, pero, por ahora, pareciera que pasan desapercibidos al escrutinio público… salvo que se preste atención a la caída de votos que recibió el oficialismo en el plano local entre la elección pasada y ésta.
Lo ocurrido con el viaje de los grupos que iban a participar de la lid cultural en la localidad de Ayacucho —que revelé en la cuenta de Twitter @nyp999 el miércoles 23— disparó lo que intentaron minimizar desesperadamente.
“Intendente Montenegro su director de cultura marro la fecha de los juegos bonaerenses y los jóvenes de las distintas disciplinas se quedan afuera sin competir. Un equivocó por negligencia feroz. La competencia es hoy 23/08/23 y el literato reservo transporte para mañana 24”.
De ahí que la revelación fue tomada por El Marplatense, que subió un muy buen trabajo al respecto del tema. Después la cadena siguió por Canal 8 hasta que, dos días más tarde, ni el house organ de la comuna pudo darse el lujo de obviar el tema. Con la foto del secretario en portada, se indicaba: «Montenegro le pidió la renuncia a los funcionarios de cultura». Lo extraño, es que, en este momento, la solicitud aún está en barbecho.
Los integrantes de la delegación —compuesta por distintas escuelas y ONG— que fue perjudicada por estos cretinos a los que todos los marplatenses les pagamos el sueldo asistió a una reunión en el COM donde fueron muy explícitos en su sentir y revelaron aspecto que —obviamente— Montenegro desconocía al respecto de su relación con la Secretaría de Cultura, citamos: «intendente fui funcionario del municipio y estoy jubilado por el mismo y jamás vi esta desidia». Luego agregaron que han llevado muchos proyectos a Cultura, pero nunca fueron atendidos. Nunca atendían a nadie.
En la reunión, habló sólo Montenegro, siempre haciendo uso de su mejor arma: la empatía. No estaban los melli, y aún así los durmió a todos los presentes. A tanto, que la mayoría se fue convencida de que el intendente logrará que los chicos de todos los grupos perjudicados puedan llegar a la final. Si ocurriera, sería infame. No es justo que quienes sí participaron de los certámenes vean que, quienes no participaron —no por su culpa, obvio—, consigan de todas formas llegar a la final.
Una de las presentes, le dijo a Montenegro: «bueno Guille, a ver, si tenés otros cuatro años, elegí bien la gente y que hagan las cosas bien». Ahí salió el «mejor Montenegro», con su respuesta de libro: «La flaca (su mujer) no me habla hace dos días. Deportes se mueve, con sigue remeras, da soluciones, estos inútiles ni la fecha correcta pueden manejar». Balmaceda, a su lado, estaba como Olaf de Frozen, color albugíneo. Para rematar su descontento, el intendente repetía como un mantra «me quiero cortar las pelotas», una y otra vez.
Le duró poco. En la mañana del sábado, recorriendo las instalaciones del espectáculo de motos en la arena, se dio un baño de «todo está bien» saludando a la gente a su paso y llenándose de energía positiva. ¿Dónde habrá quedado ese «me quiero cortar las pelotas, me quiero cortar las pelotas»? Debería.