Lo vieron, y lo sintieron por primera vez en toda su dimensión. Golpeaba la mesa y una y otra vez, y decía enfáticamente: “¡el Comando de Patrullas es mío y nadie va a cambiar nada acá sin que yo dé mi consentimiento!”. Gritaba tanto, y estaba tan desencajado, que alguno de los presentes pensó en llamar a un médico: Gustavo Arnaldo Pulti en toda su expresión, ante toda la plana de funcionarios policiales de la ciudad más un enviado del jefe policial Hugo Matzkin, quien le informó que el CPC (Comando de Patrullas Comunitarias) sería dividido en tres para una mejor operatividad. Literalmente echando espuma por la boca, GAP vio en la determinación un intento de minar su autoridad, y acusó a todos los presentes de ser inútiles, de dar zona liberada, y de no hacerse cargo de nada, dejándolo a él, el intendente, con la responsabilidad de dar la cara ante la población. La reunión terminó casi de inmediato; el comisario inspector que trajo la novedad se limitó a decir que los policías no decidían estos cambios, y que respondían a órdenes de la Jefatura (Matzkin).
Pulti se subió al auto oficial, y hecho un basilisco salió hacia La Plata, aullando que se iba a ver a Granados (Alejandro, ministro de Seguridad bonaerense) y que haría remover a todos y cada uno de los jefes policiales de la ciudad. Partió solicitando entrevista con Granados sin obtener respuesta, y ya prácticamente a su llegada a la ciudad de las diagonales, le informaron que ese día el ministro no podía recibirlo. Decidió quedarse e insistir. Hizo viajar a reunirse con él a Adrián Alveolite, y retuvo, sin dejarlo llegar a Mar del Plata recién vuelto de su extenso viaje por Europa, a Ariel Ciano; finalmente logró reunirse con Granados en Ezeiza y allí buscó dar debate al motivo de su enojo.
Huelga decir, por el tenor de los anuncios que hizo el viernes, que lo pusieron en su lugar, ya que la división del Comando de Patrullas Comunal en tres unidades operativas y el recambio de jefatura en dicha división policial son un hecho. Adujo que se debe a un estudio estadístico del nivel de respuesta que obtiene el centro de monitoreo al 911, lo cual no es más que otra perorata mentirosa para ocultar su derrota y su frustración en la materia.
La creación del CPC es una mentira más. Vaciaron las comisarías de personal; hay turnos en que hay un solo funcionario a cargo, sin apoyo alguno; quienes están a bordo de los móviles no tienen el entrenamiento necesario o adecuado para conducir en persecución, por lo que se siguen apilando los vehículos destrozados por choques y vuelcos… Todo es una mascarada infame, que busca crear una y otra vez la idea de que algo está ocurriendo.
Obsesionado hasta el paroxismo en su idea de crear la policía comunal, GAP le comunicó al gobernador Daniel Scioli que el edificio en el que funciona la escuela descentralizada de policía en MDP debe retornar el 1 de enero próximo a manos de la comuna, para desde allí dar inicio a la escuela municipal de policía comunal. El tema es ya comidilla entre funcionarios y políticos de “la ola naranja”, y tomará estado de debate en horas nada más.
Hay que preguntarse con qué dinero GAP planea pagar el costo de esta decisión. Es un dato duro aunque verificable que ha defraudado a la administración pública en cuanto menos $95 millones, al desviar partidas afectadas al pago de gastos corrientes, y para pagar a medios que hoy conforman una red de comunicación de clara inspiración fascista, que no hacen más que cortar y pegar gacetillas que surgen de la oficina de propaganda del Intendente.
No surge de los datos de las cuentas públicas de la comuna que haya espacio para semejante inversión en una nueva estructura, que como ya se sabe, sólo servirá para engordar el bolsillo de nuevos acólitos de Acción Marplatense, y no para solucionar los dramas de la inseguridad en Mar del Plata.
Gustavo se calzó la gorra y se ve que la visera no le deja ver bien que desafíos tiene por delante.