La gacetilla de prensa de la UCR citaba, al borde de la euforia: “Se cayó la sesión especial para destituir a Baragiola”. El texto puede llevar al distraído a creer que la maniobra fracasó, o que la constitución de una comisión de seguimiento de la causa penal en la que se incorporó el video de la cámara oculta que Eva Moyano y sus compañeros de ruta le hicieran a Vilma Baragiola, Emiliano Menzor y al ex secretario del Concejo Deliberante Antonio Constantino, es un trámite baladí. Pero no es así.
La comisión en cuestión es la tortura china con la que Gustavo Arnaldo Pulti desgastará día tras día a Baragiola, para limarle la diferencia que todavía hoy opera a favor de ella, incluso después de un mes de varapalos mediáticos a diestra y siniestra.
Los 33 puntos en promedio con que Baragiola aventaja al resto en cada encuesta son clave en la evaluación política de la próxima elección. Marcelo Artime lo ilustraba del siguiente modo, al justificar su alianza con Adela Segarra y el sector K que ella representa: “A como dé lugar, ese sello (FPV) se lleva el 15% de los votos; si Vilma cae a 22, 25 puntos y en plena campaña, con 18, 20 puntos se puede ser intendente”. Cuidar esa diferencia será un tema crucial, aunque si no hay capacidad política, enjundia y proyecto claro, es complejo que la foto sea igual en 2015.
La UCR inició una causa penal por el tema del video. La presentó el abogado Daniel Núñez en su condición de presidente del comité local de ese partido, y con el mandato expreso del presidente del bloque, Nicolás Maiorano, y de la propia Baragiola. Los reproches internos de por qué se hizo la denuncia, o qué sentido tiene judicializar la política, hoy no tienen sentido. La causa existe, y la mala noticia es que los fiscales, estimo que por órdenes políticas de Fabián Uriel Fernández Garello, hacen saber que van a pedir un peritaje técnico sobre el video. Dar largas, esa es la estrategia, para que el tema siga vivo en los medios.
Pero nada es tan simple. Buena parte del engorro se debe a los claroscuros de la situación política de Baragiola en la definición por su candidatura a la intendencia de la ciudad para 2015. ¿Por qué?, por varias razones y actitudes. Una reunión -por lo menos una- con Juan Garivoto, que tenía por objetivo que éste disciplinara al bloque del Frente Renovador, disparó la interna de ese sector político “ad infinitum” y complicó la situación aún más de lo que ya estaba.
Por si fuera poco, se metió en el medio Ricardo Jano, ex radical hoy “massista”, quien en una reunión de la Quinta Sección electoral le pidió a Hernán Alcolea que “bajaran la mano” y ayudaran a solucionar el entuerto que desgasta a Vilma Baragiola. En esa reunión, Jano pretendió convencer a Alcolea de que había que jugar con Garivoto, al que calificó como “EL operador”, y aseveró ante los presentes que Vilma llevaría en 2015 la boleta del FR.
Hay tanto ruido entre bambalinas con esta situación que un dirigente gremial de alto perfil que buscaba un acto con Baragiola en MDP decidió dilatar el encuentro hasta que quede claro candidata de quién y en qué condiciones estará la presidenta del Concejo Deliberante en el año próximo.
Cuál es el motivo de estos coqueteos no es evidente. Si alguien supone que la candidatura de Vilma Baragiola en la lista de Sergio Massa suma, el que lo supone debe de saber de matemáticas, pero de política, aún está haciendo palitos.
Este 2014 es el interludio hasta la función central en 2015. Curiosamente, el interludio puede definir el escenario y la representación final como pocas veces en la historia de esta ciudad.