La mentira como instrumento

He señalado insistentemente en esta columna el uso reiterado de la metodología goebbeliana -eje comunicacional de la propaganda nazi- como instrumento de publicidad oficial en Mar del Plata.

El intendente Gustavo Arnaldo Pulti ha dicho recientemente: “Me podré morir tranquilo cuando mejore totalmente la calidad de vida de la gente de los barrios”. ¿Creerá que es inmortal? La frase no ameritó dudas ni preguntas, y fue por horas destacada como título de la nota. Finalmente alguien tuvo el tino, o un ataque de pudor o vaya uno a saber qué, y cambiaron el título por “La oposición no tiene un proyecto sustentable”. O sea, nada; Perogrullo en campaña.
Goebbels sostenía, en el sexto principio de su decálogo de once máximas para la propaganda, el Principio de Orquestación: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
Esta semana, la maquinaria de corte y pegue embrutecida al máximo llevó a que un medio nacional, intoxicado por tomar mentiras de medios locales, marrara groseramente en la cobertura de la situación que involucra al ex corredor Lalo Ramos, al aseverar que la audiencia prevista para el pasado jueves había sido suspendida por el juez Pedro Hooft por cuarta ocasión. Hooft estaba atravesando una delicada situación de salud desde hacía más de una semana, había notificado a la Cámara correcta y oportunamente, y solicitado que se designara magistrado a cargo del despacho y la firma de su juzgado. Así se hizo, y la Cámara designó al también juez Leonardo Celsi en la mencionada tarea, que decidió no cumplir, utilizando un procedimiento muy cuestionable, como lo es la suspensión de la audiencia. Con documento aparte del expediente, dio orden expresa al personal del juzgado de que así se tratase la cuestión, buscando evitar dejar huellas de su proceder.
Todos los medios (a excepción de N&P) replicaron las mentiras que agitó irresponsablemente el abogado Maximiliano Orsini, abogado de la familia querellante de Ramos. Orsini se ha hecho un experto en campañas mediáticas, y su despliegue le da, obviamente, rédito, al instalar su propia posición sin recibir cuestionamiento alguno. En TN deliraron un rato basados en el listín de mentiras que se arrojó al imaginario colectivo por horas. Finalmente, el canal de Magnetto debió aclarar que ni Hooft era el juez a cargo ni se estaba protegiendo a Lalo Ramos por estar políticamente vinculado al PRO, y se ocuparon de aclarar que las audiencias anteriores fueron suspendidas por pedido del abogado Orsini, que había sostenido en público lo contrario.
A diferencia de TN, la cadena de corte y pegue marplatense sigue ocultando la verdad a sus lectores, oyentes y televidentes. El juez Leonardo Celsi sigue en silencio, vergonzosamente.