Los miserables

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Quedó por fin todo expuesto. Lo ocurrido en la sesión del Concejo Deliberante del pasado jueves 10 marca una agenda hacia el futuro que deja en claro que la vida pública de Mar del Plata ya no depende del brigantino emprendedor, Florencio Aldrey Iglesias, quien ha sostenido por tres décadas derecho de pernada sobre la clase política vernácula. En esa sesión, el concejal Reinaldo José Cano denunció que la jefatura de campaña del intendente Pulti lleva adelante una operación de desprestigio del candidato de Cambiemos a través del diario La Capital.

La Capital opera a diario con sus periodistas para armar historias denostativas sobre Carlos Fernando Arroyo de manera vil, y diría hasta cruel. Cada lector de este medio conoce que hay manipulación informativa llevada adelante desde el municipio: accionan Manuel Cotado sobre medios digitales, integrando la cadena de corte y pegue, y Coronello Aldao en el diario de Iglesias, ofreciendo notas para descalificar al candidato de Cambiemos.
Un ejemplo de ello se vivió el viernes en la repetidora de Radio Continental. Al finalizar una entrevista realizada por Noelia Sosa a Reinaldo José Cano, ríspida por cierto, se dejó abierta la línea, y se pudo escuchar perfectamente de la boca del curul de Cambiemos la expresión “pendeja de mierda”. Sin dudas, no fue un error de operación, sino una “trampita” militante que sirve para agitar en las redes sociales y dar pasto a la campaña de acoso y derribo que impulsan estos factores de poder.
Pero las palmas se las lleva la derrota sufrida por la tropa del intendente en la facción que responde a Leandro Laserna, hoy secretario de Cultura. Tres tristes letrados devenidos empleados municipales fueron a pedir al Colegio de Abogados la declaración de inhabilidad moral del candidato de Cambiemos (ver esta columna en la edición anterior). Sin embargo, debieron plegar sus pretensiones y retirar el petitorio hipócritamente moralista, azuzados por sus propios colegas y la denuncia del también abogado Andrés Barbieri, que los coloca en una situación que, de proceder, puede llevar a que los suspendan en la matrícula. La Capital y aquellos medios digitales pagados por la Privada del intendente Pulti mienten a sus lectores al publicar que el petitorio no se trata “por ahora”. Ni ahora ni nunca, y eso está claro, porque con la correcta conducción del presidente del Colegio de Abogados, los peticionantes fueron puestos en su lugar: les dijeron nones a usar las instituciones para operaciones burdas digitadas desde el palacio municipal.
Con la cabeza erguida, actores sociales están anunciando un cambio que octubre traerá en una catarata de votos que por años dará de qué hablar.