Jorge Macri, intendente de Vicente López, presidente del grupo BAPRO, primo del presidente de la Nación Mauricio Macri, estuvo en Mar del Plata reunido públicamente con el intendente Carlos Fernando Arroyo, encuentro al que se sumaron otras discretas reuniones; una de ellas fue con el anciano aldeano de Lugo, Florencio Aldrey Iglesias. Mis fuentes aseveran que no fue ni cena ni almuerzo; que cuidando el escenario local, Jorge Macri eligió hospedarse en el Costa Galana, para dar un mensaje concreto de alineamiento político y respeto al intendente Arroyo.
Fue el propio Jorge Macri quien blanqueó la reunión con Aldrey. No reveló ante sus contertulios en otras reuniones cuál fue el mensaje que le expresó a Iglesias, aunque sí se ocupó de poner particular énfasis en que la más alta instancia política nacional le pide que abandone la blitz personal contra Arroyo, y también contra la gestión en los términos en que la misma se desarrolla. Lo negarán una y mil veces del lado de Aldrey, pero ese fue el mensaje conciso, entregado en términos muy educados.
Una de las razones del pedido, muy cierta y que además es motivo de cambios de relevancia que se van a conocer en breve, es que no se tolerará ninguna acción que pueda conducir a una derrota en las elecciones de medio término en la ciudad en la que María Eugenia Vidal ganó por veinte puntos. La otra cuestión relevante es que en la reunión con Arroyo y Mauricio Loria, Macri apuntó a despejar dudas respecto del apoyo a la ciudad, y dejó establecido el reconocimiento a la labor de varios funcionarios que batallan a diario con una coyuntura tan compleja.
La semana, más allá de la algarada mediática de la cadena de corte y pegue por el paro municipal, cerró hacia adentro del gobierno positivamente, por la partida de Eduardo Abud del EMVISUR. La suma de responsabilidades asumida por Guillermo de Paz dará una vitalidad a la función pública en el área, que hasta ahora ha sido un baldón para la gestión del hombre del piloto azul. Lo increíble es que la decisión de este alejamiento había sido tomada en enero, pero se paralizó estos meses porque existían temores al respecto de la actitud de Abud y de su hijo Guillermo, quien para demostrar qué poco afecto societatis tiene con la gestión, participó activamente de la ruidosa manifestación de municipales a las puertas del palacio el pasado viernes 5, ya renunciado.
La salida de Abud padre es consecuencia de interminables cabildeos internos. En una reunión con el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, había acordado quedar en el Ejecutivo a cargo de áreas como cementerios, plazas y paseos, así como la cartera ambiental. Pero el intento de su hijo Guillermo de insultar a De Paz precipitó la salida del intempestivo “Turco”, que ahora promete, reintegrado ya a la banca, alinearse y no sacar los pies del plato. Veremos.