Va a contrapié. El manual de rehenes que emplea el intendente está desgastado. Desde su presentación ante la sociedad marplatense —luego de ser rechazado por los sanisidrenses— Guillermo Montenegro manejó la situación desplegando sus artes locutorias, intentando convencer a los marplatenses de que él es propio de la ciudad, y de que está preparado para conducirla.
Eric Barker, autor de Behavioral Change Stairway Model (Modelo de Escalera de Cambio de Comportamiento), que fue desarrollado por la unidad de negociación de rehenes del FBI, enseña un esquema de 5 pasos para lograr que los otros vean tu punto de vista, y cambien lo que están haciendo. Ignoro si Montenegro hizo el curso, o si estudió el texto, pero éste refleja claramente su esquema de trabajo. Los cinco pasos son:
- Escucha Activa: escucha su lado y hazles saber que los estás escuchando.
- Empatía: entender de dónde vienen y cómo se sienten.
- Rapport (establecer buena relación): empatía, es lo que vos sentís. Rapport se da cuando ellos sienten lo que vos sentís. Ellos empiezan a confiar en vos.
- Influencia: Ahora que confían en vos, te ganaste el derecho de trabajar en la solución del problema con ellos y de recomendar un curso de acción.
- Cambio de Comportamiento: Ellos actúan y recorren el camino por el que los queres llevar.
Hasta el pasado jueves 27, el sistema daba rédito. Montenegro se prodigaba ante las cámaras pidiendo que no circuláramos, que no abrieran los negocios, que nadie se apartara del dictado oficial. La constante presión de distintos sectores obligó a aperturas parciales a las que hoy, estúpidamente, se las acusa de ser las responsables del estado de las cosas. La verdad, es que todo es el fruto malicioso de la improvisación y ausencia de criterio para un autentico plan anti pandemia.
La Secretaría de Salud Municipal no tiene entre su staff un solo infectólogo, epidemiólogo, o bacteriólogo que pueda trabajar ordenando los criterios. Todo es un acting penoso en el que hay que mostrarse preocupado y facilitar negocios a precios caros. Nada de esto va a la cuenta de Viviana Bernabei, quien está dejando su salud en la tarea, ímprobamente rodeada de ignorantes presuntuosos. En estos días, consultado por un medio metropolitano, el intendente aseveró que en materia infectología lo asesora Pedro Cahn. No diré que miente, pero querría que exhiban el contrato de asesoramiento.
El estilo de “negociador de rehenes” de Montenegro, ya no funciona. Apelar a los hijos continuamente plantea, cuando menos, un interrogante sobre las motivaciones profundas de un individuo que no atina a acertar cómo gobernar la ciudad. En su alocución anunciando el retorno a fase tres, Montenegro primero empleó el acting de quitarse el barbijo, que ya es casi cómico. Luego, vino la frase matadora: “como les dije no me iba a temblar la mano para retroceder si era necesario”, para luego agregar “los entiendo, hace meses que no veo a mis hijos”. Los hijos a los que referencia, son ya mayores. Viven sus vidas y, en todo caso, puede estar en contacto tanto con ellos por vía digital. A diferencia de miles, no han hecho las valijas, y no están al otro lado del mundo.
Montenegro, el próximo 31, percibirá su salario, que equivale a 16 sueldos básicos, hoy unos 280 mil pesos. El que cerró el bar, el restaurant, el café, los que ya bajaron la persiana, no van a cobrar esa, ni ninguna otra suma. El trato que le dan los vecinos en su propia cuenta de Twitter debería darle una pista. Está a contra pie del vecino, y de ahí no se suele volver.