Montenegro: un gol en el ángulo

Lejos de todo sentido común, el gobernador Axel Kicillof ha buscado poner en marcha en nuestra ciudad lo que sólo se entiende como el último capricho de la titular del ANSES, Fernanda Montoto Raverta: que sea la provincia —ergo, «los K»—, quienes resuelvan la situación calamitosa del estadio mundialista José María Minella.

Primero fueron expresiones publicadas por las páginas web que derraman los criterios de las tribus kirchneristas en la ciudad con agenda acotada, señalando en espejo las falencias de la administración local con las de la administración provincial en un juego con un solo perjudicado: el vecino común, que no recibe los servicios acordes a la enorme masa de impuestos que paga. En su paso por Mar del Plata, el gobernador dialogó con estos medios de corte y pegue, y apuntó: «Que el estadio vuelva a cobrar vida es una prioridad», expresión a la que sumó la redundante: «Son obras centrales para Mar del Plata». No se quedó allí y peroró: «el ejecutivo provincial pondrá los fondos para el estudio de la visera del Minella», para sostener que quiere discutir el tema de cara a la sociedad marplatense.

Se trata de una preocupación baladí, que no está en el centro de lo que angustia a los vecinos de Mar del Plata. Los clubes de la ciudad, en lo que a fútbol se refiere, no están en el foco de la atención de la comunidad: Alvarado tiene 2200 socios, y Aldosivi un poco más. Si tanto le preocupa el tema, debería empezar por el mantenimiento del Estado Único de La Plata, que sí depende de la administración provincial y que está hecho un desastre.

Buscar un tema núcleo que potencie la presencia del FdT en la ciudad es una obsesión que no cede, pero que no encuentra un camino. El concejal Gustavo Volponi puso el tema en negro sobre blanco en una entrevista brindada a la FM 99.9 donde dijo: «entiendo que destinar millones de pesos para hacer un estudio sobre el estado de la visera del Minella es un gasto innecesario». El concejal referenció que, desde su construcción hace 44 años, nunca ni la nación, ni la provincia, pusieron dinero para el mantenimiento del estadio mientras que, en cuanto a la estructura misma, el hormigón no ofrece problemas sino que la cuestión está en la estructura metálica y de policarbonato, que están claramente vencidos.

Casi como si fuera el bully de la manzana, el concejal del FdT Roberto Páez le exigió a Volponi que no se entrometa. Miralo vos al tipo, diciendo quién sí y quién no, según lo que cree él. Cómo se les cae la careta: son autoritarios, hasta cuando se trata sólo de la visera de un estadio.

Cuando ya se veía venir un desarrollo contra todo sentido en la materia, el intendente Guillermo Montenegro clavó un gol en el ángulo: se reunió con el pope de la AFA, Claudio Fabián Tapia. La foto de ambos —dejando en el lugar central de la imagen a este último— y el texto de la crónica elaborada en la dirección de prensa del municipio, ponen en boca de «el Chiqui» palabras de enorme repercusión: la AFA pretende que el Minella «sea la nueva casa de las selecciones argentinas».

Un anuncio que descoloca la movida provincial y vuelve a colocar al municipio en la centralidad de este tema. Sin embargo, es una discusión que sólo afecta al público turista, y que no le interesa a los marplatenses.